Bean pasó los primeros tres años de su vida encerrado en un cercado lleno de basura, sin recibir ni cariño ni apenas cuidados. Solo, salvo por las visitas de los voluntarios de PETA. Esta organización, tan amiga de la polémica, trata de ayudar a perros obligados a vivir a la intemperie y, si pueden, de convencer a sus dueños para que los den en adopción a otras personas que sí los cuidarán como verdaderos miembros de la familia.
Es lo que han logrado con Bean. Ahora, como veréis, mueve el rabillo más que feliz porque por fin está disfrutando de la vida, recibiendo chuches y juguetes por Navidad, con una familia que le quiere y cuida:
Ojalá tuvieran esta misma suerte los cientos o más bien miles de perros que también malviven así en España, atados o dentro de cobertizos sin apenas luz, algo contra lo que luchan con ahínco desde Iniciativa Dignidad Canina.
Podéis ver lo mucho que hacen a través de sus redes.
Demasiado joven para dejarse vencer por un pasado de cadena y abandono, tiene solo 2 añitos, #Bruno es dulce, jovial,...
Posted by Iniciativa Dignidad Canina on Monday, December 7, 2020
Y si podéis echarles una pata, sería genial, este es su grupo de teaming.
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