Esta es la historia de una adopción especial porque Tyson no es un perro fácil, no es un cachorrote, es un perro mayor -de más de 8 años- que más bien parece un pony por su tamaño (de ahí que le llamen el perro-pony, cariñosamente) y, además, tiene problemas de salud y secuelas emocionales por un pasado que seguramente fue difícil. Y aún así ha tenido la enorme fortuna de dar con muchas personas que se han desvivido por darle una nueva vida.
Este Dogo Argentino fue encontrado en su casa, donde parece que había pasado varios días solo, junto al cuerpo de su humano, muerto.
No solo estaba pasando por ese duelo sino que mostraba miedo y recelo por todo y todos. Su vida previa no debió de ser muy agradable a juzgar por lo emocionalmente bloqueado que estaba Tyson: tardo varios meses, en una casa de acogida, en empezar a mostrar su perronalidad real. En empezar a disfrutar de su vida como perro querido.
El vídeo que le ha dedicado The Dodo es precioso, como veréis. Porque se ven los avances de Tyson y, sobre todo, porque el momento en el que él conoce a la que ya es su humana, su nueva familia, derrite cualquier corazón.
Pero ese tierno momento es solo el comienzo, como en todas las adopciones, pero más aún cuando el can es mayor y claramente sufre las secuelas de no haber sido bien tratado,el proceso de adaptación requiere tiempo y paciencia. A veces mucho tiempo y mucha paciencia.
Un perro que es adoptado no tiene porqué saber que su vida acaba de cambiar a mejor, inicialmente solo sabe que de pronto todo su mundo ha cambiado de manera radical.
Aún así, claramente Sarah, su nueva humana, tenía claro lo que hacía al adoptarlo y ahora va compartiendo en redes sociales los pasos que están dando, poco a poco, para que él sea un perro feliz y entienda que está con su familia definitiva:
"Adoptar es una experiencia increíble, gratificante y, a veces, difícil. Cuando Tyson llegó por primera vez, estaba asustado, estresado y comprensiblemente tenso.
¡Imagínate ir a una cita a ciegas pero en lugar de tomar un café o cenar directamente os vais a vivir juntos!
Nuestros primeros días fueron un reto: Tyson se mostraba muy protector con el espacio a su alrededor, por lo que era mejor para los dos que no se le permitiera sentarse en el sofá.
Después de 13 días de trabajar para entender sus límites y asegurarle que mi presencia de ninguna manera amenazaba su seguridad o comodidad (ni la mía), alcanzamos un hito en nuestra vida hogareña y disfrutamos de nuestros primeros abrazos y siestas en el sofá, incluyendo sueños de carreras y muchísimos ronquidos, de los que culparé en exclusiva a Tyson".
¡Vaya suerte ha tenido este grandullón con su nueva humana!
Te puede interesar