Meatball -veasé, albóndiga- así se llama este Corgi que ha descubierto la felicidad cuando en su casa decidieron reconstruir un carrusel, de esos en los que juegan los niños.
Meatball tiene cinco años y una energía imparable, no sólo parece disfrutar más que nadie corriendo en contra de la dirección del carrusel sino que ladra una vez a cada vuelta que da :-)