Tras comprobar en un estudio anterior que la educación con refuerzos positivos lograba reducir los niveles de estrés tanto a lobos como a perros, ahora investigadores de las universidades de Minas Gerais y Viena han querido ir más allá y han analizado hasta qué punto la voz y el tono del educador influye sobre ese efecto.
Para este interesante estudio han analizado 270 sesiones de entrenamiento, realizadas por cinco entrenadores, con nueve perros mestizos y nueve lobos, todos socializados con humanos.
Se utilizaron tres categorías de habla (amable, neutral, reprobable) durante las sesiones, cada uno con características acústicas distintas, midiendo las respuestas de los animales en cada caso.
En general, las palabras amables dieron lugar a comportamientos indicativos de confianza, excitación positiva y proximidad entre el entrenador y el animal. El lenguaje de reprobación tuvo el efecto opuesto.
Tanto en perros como en lobos, el movimiento de la cola se produjo con mayor frecuencia en sesiones en las que el tono amable era el predominante y con menos frecuencia en las que se utilizaban palabras de reprobación. Es más, en el caso de los perros, cuando el entrenador utilizaba ese tipo de habla, los reproches, esto se relacionó negativamente con las respuestas correctas. Les costaba más aprender.
Además, la mayoría delas respuestas conductuales de los perros se asociaron con entonaciones promedio más altas dentro de las sesiones, mientras que las respuestas de los lobos se correlacionaron con entonaciones más bajas dentro de las sesiones.
La hipótesis de los investigadores es que esta diferencia estaría asociada al proceso de domesticación, que puede haber favorecido en los perros la exhibición de patrones neoténicos (los canes conservan características juveniles incluso en la edad adulta y el tipo de habla más aguda es la que se suele utilizar con los bebés o los niños pequeños). Esto es algo que ya se había comprobado en estudios previos.
Estos resultados reiteran la importancia de considerar la entonación vocal como un factor importante en las interacciones con los cánidos (y posiblemente con otras especies).
Te puede interesar
