Hacho es un perro mestizo de año y medio años con nariz bífida y paladar hendido primario que ha resultado ser el primer can del mundo sin órgano vomeronasal, también conocido como Órgano de Jacobson,
En el vídeo que encontráis al final de este texto hay una completa explicación sobre cómo huelen los perros, incluyendo el uso de este singular mecanismo.
Esta estructura consiste de dos sacos alargados y llenos de líquido que no afectan al sentido del olfato pero sí sirven a los perros para detectar olores corporales (feromonas, sustancias similares a las hormonas), algo indispensable para sus relaciones sociales y sexuales.
Y esa fue, precisamente la pista de la que tiraron los investigadores de la Facultad de Veterinaria del Campus Terra de la USC y del Hospital Rof Codina, porque Hacho mostraba tanto problemas de conducta como falta de deseo sexual.
De ahí que las conclusiones de este estudio sean importantes, más allá del caso indivudual de Hacho: tal y como recalcan en el estudio que se ha publicado en el British Veterinary Journal, "los problemas de conducta en los perros tienen una causa orgánica hasta que se demuestre lo contrario".
Es decir, es importante descartar problemas físicos u orgánicos ante cualquier cambio de comportamiento en nuestros perros o ante cualquier comportamiento fuera e lo común. Un abordaje veterinario multidisciplinario sería clave antes de pensar que el problema es exclusivamente conductual.
La investigadora del Hospital Rof Codina Susana Muñiz de Miguel, junto con los profesores e investigadores de la USC José Daniel Barreiro Vázquez, Pablo Sánchez Quinteiro, Irene Ortiz Leal y Ángela González Martínez, han compartido los detalles de este caso tan interesante y único.
Hacho, un perro de caza, cruz de Pachón Navarro, tiene nariz bífida como podéis ver en la foto. Esta anomalía congénita es relativamente rara pero, aclaran los investigadores, sí es habitual en perros de la misma raza que Hacho y en otra raza de Bolivia denominada 'Lebrel Tigre Andino'.
La familia de Hacho recurrió a la veterinaria Susana Muñiz de Miguel no por la nariz bífida sino por los comportamientos de Hacho: agresividad, hiperactividad y una marcada falta de apetito sexual.
Según explican, Hacho estuvo con sus hermanos y su madre hasta los cuatro meses de edad, cuando fue adoptado. Y desde el primer momento mostró diferentes problemas: trataba de escapar si se le acercaban desconocidos, se lanzó a atacar a coches, motos, bicis... Tenía miedo al tráfico, a sonidos fuertes y a todo lo nuevo. Era extremadamente activo y tenía dificultad para dormir por la noche. Mostraba demandas de atención múltiples.
Pasó por diversos tratamientos, incluyendo operaciones para minimizar los problemas funcionales. Con un año se mudó a otro lugar y su ansiedad fue en aumento quizá por pasar más tiempo solo: comenzó a gruñir, ladrar y morder en el aire después de oler la orina de otro perro, lo que evolucionó hacia una agresión impulsiva hacia los perros, independientemente de su tamaño, edad y estado reproductivo. No tenía experiencias previas adversas con perros desconocidos y, hasta ese momento, había jugado con todo tipo de canes sin problemas.
En este momento fue cuando Muñiz de Miguel estuvo a cargo del tratamiento farmacológico y etológico de Hacho: podéis leer todos los detalles sobre el mismo aquí (el tratamiento farmacológico incluyó fluoxetina y trazodone) y el etológico consejos y pautas de seguridad: evitar los castigos, aumentar el enriquecimiento ambiental con ejercicio físico regular, fomentar el sentido del olfato escondiendo chuches y rotando juguetes, involucrando al perro en actividades que requieran resolución de problemas así como habituar a Hacho al bozal de cesta, pasear en zonas y horas tranquilas y evitar a otros perros.
No fue fácil pero el tratamiento fue surtiendo efecto aunque, como aclara Susana Muñiz de Miguel, "los problemas no desaparecieron del todo".
Entonces fue cuando decidió hacerle una resonancia magnética y una tomografía computarizada para intentar entender las posibles causas de la falta de habilidades sociales de Hacho y su hiperactividad, porque " el perro no era capaz de dormir incluso después de días con mucha actividad física”.
En esas pruebas participaron los investigadores del grupo de Morfología Animal (Morfan) de la Facultad de Veterinaria Pablo Sánchez Quinteiro e Irene Ortiz Leal, junto con José Daniel Barreiro Vázquez que colaboró en tareas de diagnóstico por imagen y Ángela González, veterinaria y etóloga.
Así fue como, finalmente, descubrieron la singularidad de Hacho, un perro único en el mundo puesto que esta es la primera vez que se documenta la existencia de un cánido sin órgano vomerosanal y también sin 'septum pellucidum', como se denomina al tabique delgado ubicado en la parte central del cerebro.
Elórgano vomeronasal es esencial para la discriminación sexual de los congéneres y su ausencia reduce el comportamiento sexual.
El septum pellucidum es parte del sistema límbico. Presenta funciones relacionadas con el ciclo conciencia-sueño y la respuesta emocional al entorno. También está involucrado en la atención y la actividad, el automantenimiento, la búsqueda de alimentos, la sexualidad, los modos de adaptación autonómico-vegetativa para la homeostasis, la lucha y el vuelo y el mantenimiento de las especies.
La buena noticia para el can es que el tratamiento de Hacho ha continuado y tras un año y medio, los investigadores explican que por fin es capaz de pasear por zonas rurales sin correa e ignorar a otros perros mientras no interactúen con él.
PD 1. Los humanos de Hacho han demostrado, sin lugar a dudas, lo que es ser perrunamente responsables, comprometiéndose con un tratamiento que evidentemente ha llevado su tiempo y que no siempre habrá sido fácil de gestionar.
PD 2. En este vídeo podéis recordar cómo huelen los perros.
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