Cada semana, explican desde Dogs Trust, 1000 personas llaman porque quieren entregar a su perro. Es un número realmente alto, cinco veces más canes de los que podrían cuidar en esta protectora, que es la más grande del Reino Unido, con multitud de centros por todo el país, fantásticos equipos profesionales y un presupuesto que haría suspirar de envidia a cualquier protectora española y a más de una empresa.
La grave crisis económica que sufre este país es una de las principales causas de esta situación, aunque no es la única. Pero los problemas económicos, explican desde Dogs Trust, parecen ser la clave para el aumento exponencial en las consultas de personas que se ven obligadas a renunciar a sus perros (4370 solo en el mes de julio de 2022). Muchas de estas personas explican que ya no pueden pagar ni la comida ni la atención veterinaria para sus canes.
"Amamos a todos los perros, y a las personas que aman a los perros también. Por lo tanto, nuestro apoyo, capacitación y asesoramiento están aquí para ayudarlos a permanecer juntos en las buenas y en las malas. Es el vínculo entre los perros y sus dueños lo que es verdaderamente especial para nosotros.
Por eso creemos que "Un perro es para toda la vida", dicen desde Dogs Trust. Este es su nuevo lema.
Para cuidar y alimentar ese vínculo tan preciado y especial son clave los programas que financia esta protectora, programas que son igual de necesarios en España: bancos de alimentos para animales (algo que en nuestro país hacen asociaciones sin ánimo de lucro como BASMA), cursos de educación canina a precios reducidos (otra de las causas de abandono animal, también en España, son los problemas de comportamiento), programas de acogida para personas que temporalmente no pueden ocuparse de sus canes (en España, Asociación Feel hace esta misma labor, a menor escala), el acceso a atención veterinaria a precios reducidos, algo que en Barcelona ofrece el programa Sense Sostre, de Fundación Altarriba, para personas sin hogar.
Todos podemos contribuir a estas iniciativas, apoyando a quienes las ponen en marcha, sumándonos al teaming de Asociación Feel o al de alguna protectora en nuestra zona, convirtiéndonos en casas de acogida -también, por ejemplo, para el programa Viopet, que ayuda a las mujeres que son víctimas de violecia machista...
Ojalá los perros fueran para toda nuestra vida, pero nuestra responsabilidad es que, una vez que forman parte de nuestra familia, lo sean para toda la suya.
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