Estas dos fotos representan el antes y el después en la vida de Edith, una mestiza de Chow que ha pasado los primeros nueve años con unos dueños que consideraban normal tenerla atada permanentemente, en el exterior. Nueve años en los que la perra pudo cobijarse solo cuando los voluntarios que venían a vistarla para asegurarse que estaba bien se ocuparon de darle una caseta.
Jessica Cochran es una de esas voluntarias: ella llevaba años visitando a Edith, desde 2007 cuando por primera vez se toparon con esta perra, encadenada a un barril.
Desde entonces, Jes ha ido a verla cuando ha podido, rascándole la barriga y llevándole juguetes y chuches. Hasta que, de pronto, hace dos años, la perra ya no estaba en el lugar de siempre. Sus dueños se habían mudado y no se sabía nada de Edith.
Jes se temió lo peor pero este año, hace poco, otros voluntarios de PETA fueron a llevar comida y paja para la caseta de una perra en otra zona, sacaron una foto y la compartieron... ¡Era Edith!
Allá que fue Jes a verla... y esta vez hubo suerte: sus "dueños" tenían que volver a mudarse y ya no podían llevarse a la perra con ellos.
Jes por fin ha podido adoptar a su vieja amiga que ahora, por fin, está disfrutando de una vida de paseos, mimos, juegos en el parque canino, siestas en el sofá y lo que se tercie.
No os perdáis el vídeo, ver a Edith moviendo el rabillo sin parar es impagable.
