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Las "aventuras" de Perla: una perra regresa a casa tras ¡ocho días perdida en Madrid!

SrPerro / Cecilia
Las

Última actualización del articulo el día 29/12/2021

Actualización 2021: El pasado 18 de octubre falleció Perla con 13 años de edad debido a un cáncer incurable. Aunque sus personas queridas la recordarán y la echarán de menos siempre, nos gustaría también recordarla rememorando esta historia suya de supervivencia, por lo que supuso en su momento volver a encontrarla.

Perla se perdió el 6 de noviembre en Madrid. Nos dieron aviso también en SrPerro y por eso fuimos siguiendo su búsqueda durante la semana en la que ella estuvo deambulando por Madrid. Una búsqueda repleta de nervios y sustos, de angustia e incertidumbre, una búsqueda que tuvo un final tan sorprendente como feliz.Por eso mismo les pedimos que compartieran su historia con todos nosotros, para animar a los cientos de personas que buscan a sus canes desesperadamente, para que mantengan la esperanza.

Esta es la historia de Perla, el relato de un viaje increible por la ciudad... Parece una película de ficción pero no lo es, son las aventuras de una perra que logró encontrar su camino a casa. 

"Perla es una perrita bodeguera ratonera de la zona de Levante que tiene seis años. El día seis de noviembre se extravió en el centro de Madrid. Llevaba dos días con los hijos de sus dueños, que se habían ido de viaje.

Su comportamiento durante estos días, era el de una perra triste, casi no comía y estaba todo el día tumbada. Sus dueños, nunca antes, la habían dejado al cuidado de nadie y a pesar de ser personas cercanas para ella, se encontraba en una situación nueva.

Aquella mañana, sobre las once, nos topamos en los Jardines de Larra con tres perros sueltos de gran tamaño, cuyos dueños brillaban por su ausencia. Perla, que es una perra un poco asustadiza, se puso nerviosa ante la insistencia de los perros y a pesar de ir atada, se zafó del collar.

Echó a correr a gran velocidad y dobló por la calle Mayor sorteando el tráfico. Es muy ágil y muy rápida y desapareció enseguida. En esos momentos de angustia, la gente nos iba indicando la dirección que tomaba y la última vez que la vimos fue en Puerta Cerrada. Después, según nos dijeron, giró por la calle Cava Baja, donde la perdimos definitivamente el rastro.

Durante los primeros días, la estuvimos buscando día y noche, llamándola sin descanso por nuestro barrio y por todo el centro. Pusimos agua y comida en algunos puntos cercanos a casa; colgamos y repartimos carteles por todos lados; hablamos con gente que paseaba a sus perros por la zona, con propietarios de establecimientos, centros veterinarios, porteros, parkings...

El mismo día de su desaparición, contactamos con el SIAMU, el REIAC, el Centro de Protección Animal, pusimos la denuncia correspondiente ante la Policía Nacional, contactamos con Asociaciones Animalistas, la Unidad de Protección y Medio Ambiente de la Policía Municipal, Guardia Civil... Difundimos su desaparición a través de las redes sociales y varias web de animales desaparecidos.

Por recomendación de una veterinaria, recorrimos muchísimos parques porque dicen que los perros suelen meterse en ellos cuando están perdidos. Recorrimos las Vistillas, el Parque de la Cornisa, el Parque de Atenas, Madrid Río desde Legazpi hasta Príncipe Pío, enlazando con el Parque de la Bombilla, Parque del Oeste, los jardines del Palacio Real, El Retiro, la Casa de Campo...

Después de varios días, ampliamos las zonas de búsqueda; fuimos a Acacias, Méndez Álvaro, al Planetario, al Parque de San Isidro, por el barrio de Carabanchel, al Parque del Cerro de Almodóvar, al Parque Sur, al barrio de Usera, a la Plaza Elíptica, Alto de Extremadura, a Aluche... Seguía sin aparecer.

El día 12 de noviembre por la tarde, nos comunicaron que un perro bodeguero blanco y negro, cuya descripción coincidía con la de Perla, había entrado en el túnel de Metro a través de las cocheras de la estación de Ventas, por la calle Almería. El incidente ocasionó la interrupción del servicio en la línea 5 de Metro de Madrid durante una hora. Debido a que ya era más tarde de las seis, tuvimos que esperar al día siguiente para que el Centro de Protección Animal nos confirmara que no tenían a Perla.

Los trabajadores del Servicio de Emergencias del Ayuntamiento de Madrid para la acogida y auxilio de animales (SEVEMUR) no habían podido atraparla en el túnel de Metro; algunos testigos que presenciaron el incidente señalaron que "el perro corría mucho".

Esa misma tarde, algunas personas nos comentaron que vieron al perro ir en dirección al Parque de la Fuente del Berro, así que durante esa misma tarde-noche recorrimos el parque y los márgenes de la M-30 por esa zona, pero nada, no dimos con ella.

Al día siguiente, por la mañana, pusimos carteles en el barrio de la Estrella, por el Parque de Roma y zonas aledañas; también, por Manuel Becerra, Recoletos, Colón...

Ese mismo día, por la tarde, nos llamó una mujer para decirnos que había visto, al mediodía, a un perro muy parecido en la calle Villanueva, así que la buscamos en el barrio de Salamanca y otra vez, recorrimos El Retiro hasta la Avenida Ciudad de Barcelona. Otra noche más y seguía sin aparecer.

Hasta que el día 14 de noviembre, sobre las ocho de la mañana, llegó por sus propios medios a su casa, en el barrio de Hortaleza. Un vecino le abrió la puerta del portal y subió hasta el tercero. Arañó la puerta y allí estaba, ante la sorpresa y alegría de sus dueños. No nos lo podíamos creer, pero sí, Perla cruzó por algún lado la M-30 y atravesó medio Madrid para llegar a su casa, un recorrido de trece kilómetros (desde el Centro hasta Hortaleza) por el camino corto y recto, claro.

Fueron ocho días agotadores de intensa búsqueda donde nos ayudó mucha gente aportándonos información, dándonos ánimos, ayudándonos en la difusión e incluso, a buscar a Perla. Desde aquí, les damos otra vez las gracias a todos ellos.

Dicha experiencia sirvió para constatar cómo la cooperación entre las personas es la única vía realmente eficaz de ayuda y resolución de problemas. La denuncia ante las instituciones simplemente supuso un trámite burocrático por el que tuvimos que pasar, pero desde luego, no fue una ayuda para encontrar a Perla, ya que lo único que nos recordaban era que la ley actuaba en caso de abandono o negligencia y que si el perro ocasionaba un accidente, seríamos multados.

De su periplo por la ciudad, Perla perdió un kilo y llegó con algunos rasguños y quemaduras en las patas, pero en buen estado. Pasó unos días durmiendo más de lo habitual, pero ya está recuperada y a salvo de los peligros de la conurbación.

Por último, queremos transmitir ánimos en la búsqueda del compañero canino a todos aquellos que estén pasando por esta situación angustiosa, que no desistan en su empeño por encontrarlo porque él  no ceja en su empeño por hacerlo."

Cecilia

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