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La percepción sobre la sensibilidad al dolor de diferentes razas caninas no concuerda con la realidad

La percepción sobre la sensibilidad al dolor de diferentes razas caninas no concuerda con la realidad

Última actualización del articulo el día 29/06/2023

Las razas de perros sí difieren en la sensibilidad al dolor, demuestra un nuevo e interesante estudio, pero estas diferencias no siempre coinciden con las creencias que las personas, incluidos los veterinarios, tienen sobre la sensibilidad al dolor específica de la raza.

Es lo que confirman investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte en un estudio que también muestra que el temperamento de un perro (específicamente en la forma en que interactúa con extraños) puede influir en la forma en que los veterinarios perciben la sensibilidad al dolor de la raza.

“Los veterinarios tienen un consenso bastante sólido en sus calificaciones de la sensibilidad al dolor en perros de diferentes razas, y esas calificaciones suelen estar en desacuerdo con las calificaciones de los no profesionales”, explica Margaret Gruen, profesora asociada de medicina conductual en NC State y coautora del estudio.

Los investigadores querían poner a prueba esas calificaciones y entender si, quizá, se basaban más en la reactividad emocional y el comportamiento de un perro mientras interactúa con un veterinario.

Para ello observaron a un total de 149 perros sanos adultos, tanto machos como hembras, de 10 razas calificadas subjetivamente por veterinarios como de alta sensibilidad al dolor (chihuahua, pastor alemán, maltés, husky siberiano), sensibilidad media (border collie, Boston terrier, Jack Russell terrier) y baja sensibilidad (golden retriever, pitbull, labrador retriever).  

Para medir la sensibilidad al dolor, el equipo de NC State buscó métodos utilizados en la medicina clínica humana.

“La reactividad a los estímulos externos es una medida comúnmente utilizada en neurología y clínicas del dolor para humanos”, explicó Duncan Lascelles, profesor de investigación del dolor traslacional en NC State y coautor del trabajo. “Hemos adaptado estas medidas para perros domésticos y las hemos utilizado en este estudio”.

 

La sensibilidad de cada perro a la presión y la temperatura se probó con una herramienta de presión y luego una sonda térmica caliente contra la parte superior de la pata trasera. El estímulo se retiró inmediatamente cuando el perro movió la pata. Cada prueba se repitió cinco veces y los resultados se usaron para medir la sensibilidad.

Los investigadores también realizaron dos pruebas de reactividad emocional que fueron diseñadas para ver cómo reaccionaban los perros ante cosas o personas desconocidas y para imitar algunos de los aspectos estresantes de una visita al veterinario: la prueba del objeto nuevo y la prueba del "extraño descontento". El objeto novedoso era un mono de peluche que se movía y hacía ruido. El extraño descontento era una persona que mantenía una conversación telefónica a voces, que luego veía al can y lo llamaba.  

Los resultados de la prueba de sensibilidad se compararon con los cuestionarios que los veterinarios y el público en general habían completado sobre la sensibilidad al dolor de la raza.

Los investigadores encontraron que existen diferencias reales entre razas en los umbrales de sensibilidad al dolor, pero que esas diferencias no siempre coinciden con las clasificaciones de los veterinarios.

Por ejemplo, el Bichón Maltés tiende a tener un umbral de sensibilidad alto o una baja tolerancia al dolor, lo que significa que reaccionan rápidamente a los estímulos de presión y temperatura. Este hallazgo estuvo en línea con la forma en que los veterinarios los clasificaron.

Sin embargo, los veterinarios afirmaron que los Husky eran muy sensibles, pero los resultados de las pruebas los colocan en el rango medio. De hecho, varios de los perros de razas más grandes que los veterinarios clasifican como más sensibles al dolor en realidad tienen una tolerancia de media a alta.

Los investigadores constataron que los perros que eran menos propensos a interactuar con el objeto novedoso o con los extraños descontentos solían ser clasificados como con una menor tolerancia al dolor. Por eso mismo se plantea la duda de si el nivel de estrés y la reactividad emocional de un animal en una visita al veterinario podrían influir en un índice de tolerancia al dolor del veterinario para esa raza.

“Estas diferencias de comportamiento podrían explicar las diferentes calificaciones de los veterinarios, pero no la tolerancia real al dolor entre las razas”, dice Lascelles. “Este estudio es emocionante porque nos muestra que existen diferencias biológicas en la sensibilidad al dolor entre razas. Ahora podemos comenzar a buscar posibles causas biológicas para explicar estas diferencias, lo que nos permitirá tratar razas individuales de manera más efectiva”.

"Por el lado del comportamiento, estos hallazgos muestran que debemos pensar no solo en el dolor, sino también en la ansiedad de un perro en el entorno veterinario", dice Gruen. "Y pueden ayudar a explicar por qué los veterinarios pueden pensar en la sensibilidad de ciertas razas de la forma en que lo hacen".

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