Paul quedó parapléjico tras un accidente de coche. Al principio el día a día le resultaba horrible, explica: dependía de los demás para todo y no podía salir solo a la calle, apenas sí podía valerse por sí mismo... entró en una depresión severa; consideraba que no merecía la pena vivir.
Hasta que descubrió que existían los perros de asistencia, hasta que conectó conCanine Partnersy Ralph llegó a su lado, dándole un lametazo en la cara y convirtiéndose en su compañero constante.
Lo que Ralph, el Golden Retriever, hace por Paul va más allá de abrirle las puertas, recoger las cosas que se le can al suelo o ayudarle en el día a día con la ropa: Ralph es su compañero, el que le ha permitido tener algo de independencia y salir con menos reparos y timidez, el perro es su vínculo con el mundo.
Es impresionante, siempre, comprobar cómo un perro puede cambiar la vida de las personas, lo mucho que su presencia llega a significar en tantos sentidos...
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