Charile era el perro del alma de Sallie Gregory Hammett. Su mejor amigo y compañero constante. Hace unos meses y cuando no tenía ni siete años, a este bello Golden le diagnosticaron un agresivo cáncer, un linfoma que era terminal. Sus humanos, Sallie y su marido, con el que se casó también hace unos meses y por supuesto contando con la indispensable presencia de Charlie en la boda, se dedicaron desde entonces a lograr que todos los días que pudieran quedarle a Charlie estuvieran llenos de amor, de mimos, de chuches, de paseos por la playa y de cualquier cosa que pudiera hacer que el can estuviera plenamente feliz. Y así ha sido.
Hasta el último momento de su vida, un perro plenamente querido, un perro feliz.
Sallie primero le dedicó bellas palabras en su instagram:
"Oh, Charlie. No puedo creer la suerte que tuve de ser tu madre humana. Eras el chico más feliz del mundo y todos los días echaré de menos tu sonrisa, tus mimos y tus movimientos de cola. Sigo recordándome a mí misma que tuviste una vida plena y feliz en tus siete cortos años. Pudiste cavar todos los hoyos, perseguir todas las olas y morder todos los palos que deseaste. Me enseñaste mucho sobre cómo disfrutar la vida y amar a la gente. Nunca habrá otro Charlie. Estoy desconsolada ahora, pero sé que ya no tienes dolor y probablemente estarás persiguiendo ardillas a través del puente del arco iris. Estoy contenta de que hayas podido pasar tu última semana en tu lugar favorito. Te amo por siempre mi dulce chico"