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El 1 de Junio de 2013 se detectó el primer caso de rabia canina en España desde 1978. Y posteriormente el Colegio de Veterinarios de Madrid informó que se habían producido dos casos adicionales en Europa, uno en Holanda y otro en Francia. En el suceso acaedido en España, un perro mordió a cuatro niños y a un adulto, cuando se encontraba en Toledo con sus dueños. Tras identificar este caso, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad activó el nivel de alerta 1 para así prevenir otras posibles infecciones.
Para conocer más a fondo esta enfermedad y saber cómo prevenirla, Advantix® ha hablado con Xavier Gamissans, especialista de la Clínica Veterinaria Verneda de Veteralia, ubicada en Barcelona, una de las zonas de mayor foco, ya que el animal pasó tiempo allí antes de visitar Toledo.
Nota: En Cataluña la vacuna de la rabia no es obligatoria pero sí muy recomendable. De hecho, desde el Col·legi Oficial de Veterinaris trabajan desde hace mucho para pedir a la Generalitat que se modifiquen las normas para que sí sea obligatorio vacunar a los canes.
Se trata de una enfermedad infecciosa transmitida por un virus (del género Lyssavirus), que afecta a animales salvajes (zorros, murciélagos, hurones...) a animales domésticos y también al hombre.
La vía de contagio es la mordedura por parte de un animal infectado, ya que la saliva de los animales enfermos contiene grandes cantidades del virus de la rabia. En ocasiones puede transmitirse también por arañazos profundos.
Debemos tener claro que si nuestro perro no ha sido mordido por un animal infectado no tendrá rabia, aunque en ocasiones la mordedura puede pasar inadvertida, y por eso es clave intentar detectar e interpretar las señales que nos manda nuestro can, una tarea complicada si no conocemos bien determinados síntomas de la rabia: que muerda todo sin un motivo aparente y con cierta violencia, que busque lugares donde esconderse, cambios de humor llegando a no reconocer a su dueño, falta de apetito...
“Tras la mordedura, el animal infectado pasará un período sin manifestaciones clínicas durante el cual el virus se trasladará desde el lugar de la mordedura hasta el cerebro”, advierte Gamissans. Este período es largo: suele variar entre uno a tres meses, pero puede extenderse hasta más de un año.
Cuando el virus alcanza el cerebro se producen cambios en la conducta de los animales afectados, como depresión, en la que el perro busca aislarse y está anormalmente tranquilo, seguida de una fase furiosa con tendencia a la agresividad.
Es posible, incluso, que se produzca la parálisis de los músculos de la garganta, lo que impide al animal tragar, provocando “la típica imagen del animal babeante y furioso”.
Ante la sospecha de que un perro pueda tener la enfermedad hay que ir inmediatamente al veterinario y contactar con las autoridades sanitarias.
La primera medida a aplicar es la limpieza de la herida bajo un fuerte chorro de agua y limpieza con jabón durante un periodo aproximado de cinco minutos, más eficaz si se realiza inmediatamente después del contacto. Si es posible se aplicará también un desinfectante.
Ante cualquier exposición a murciélagos, perros u otros animales que pudieran estar infectados, deberá acudir a un centro sanitario lo antes posible, donde le realizarán una valoración del riesgo de infección según el tipo de contacto que se ha producido y le aplicarán las medidas de tratamiento oportunas.
Al tratarse de una enfermedad que en estado avanzado no tiene curación posible, es de vital importancia que tomemos medidas de prevención.
“La rabia puede evitarse mediante la vacunación y el aislamiento de los animales infectados”, comenta el veterinario. Hay países como el Reino Unido en los que no se vacuna a los animales, pero “se lleva a cabo un estricto control de fronteras para combatir esta enfermedad“.
Ante la alerta por rabia canina que hay en estos momentos en España, el especialista de de Veteralia recomienda que “en las zonas de riesgo se cumplan las órdenes de las autoridades sanitarias sin excusas. En el resto del país no debemos permitir que nuestras mascotas salgan a la calle sin control, deben ir atados o por lo menos vigilados de cerca. Es importante que nuestros perros domésticos se encuentren correctamente identificados mediante microchip y vacunados contra la rabia”.