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Dormir con perro (o gato) tiene un impacto negativo en la calidad del sueño, según datos de más de 5000 personas

Dormir con perro (o gato) tiene un impacto negativo en la calidad del sueño, según datos de más de 5000 personas

Última actualización del articulo el día 18/03/2023

Parece evidente que cada vez hay más problemas de sueño entre los adultos en todo el mundo (en España hay un dato que lo demuestra, resulta que nuestro país es líder mundial en el consumo de somníferos). En paralelo, otro dato relevante es que cada vez más personas comparten sus días -y noches- con sus perros, el número de canes en los hogares crece cada año (en España hay ya más perros que adolescentes menores de 15 años).

A lo largo de los años se han publicado algunos estudios que intentan determinar cómo afecta a la calidad del sueño el dormir en compañía canina. No hay consenso al respecto: por un lado, el apoyo social y anímico que brinda el dormir en compañía de nuestros canes es positivo para el descanso, mejoran los niveles de ansiedad, estrés o depresión. Por otro, los canes -que tienden a despertarse muchas más veces que las personas- pueden ser los causantes de interrumpir el sueño de sus humanos y, por tanto, serían la causa de ciertos desvelos...

Un nuevo y exhaustivo análisis de la cuestión se decanta del lado negativo: investigadores de Richard A. Gillespie College of Veterinary Medicine asocian el dormir con perro con mayores probabilidades de tener un trastorno del sueño y problemas para dormir. Tener un gato se asoció con mayores probabilidades de tener tirones en las piernas.

Debido a la evidencia limitada y contradictoria sobre este tema, el objetivo de este estudio de Richard A. Gillespie College of Veterinary Medicine era investigar la asociación de tener un gato o un perro con la calidad del sueño y los trastornos del sueño mediante el análisis de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) entre 2005 y 2006.

Los investigadores han analizado los datos detallados de 5499 personas, 48,3% hombres y 51,7% mujeres: la conclusión es que los que compartían su vida con perros tenían una mayor prevalencia de problemas para dormir,trastornos del sueño, apnea del sueño, sensación de falta de descanso, sueño, no dormir lo suficiente, necesitar pastillas para dormir y sacudidas en las piernas en comparación con los que no tenían canes.

Los dueños de gatos tenían una mayor prevalencia de ronquidos, problemas para dormir, problemas para conciliar el sueño, no dormir lo suficiente y sacudidas en las piernas en comparación con los que no tenían gatos.

Han encontrado menos diferencias en los indicadores de calidad del sueño entre los dueños de gatos y los que no tenían gatos en comparación con los dueños de perros y los que no tenían perros. Esto se puede deber, dicen los investigadores, a que los gatos tienden a ser más activos durante la noche.

Explican que han tenido que utilizar datos de 2005 y 2006 porque en versiones más recientes de esta encuesta nacional ya no aparece la información relativa a los perros y los gatos.

Los investigadores reconocen que otro problema del estudio es que los datos no permiten saber dónde duermen los perros y los gatos (en la cama, en el dormitorio, etc.).

Sugieren que futuros estudios analicen también el vínculo humano-animal: un vínculo más fuerte puede resultar en cualidades de sueño más positivas que aquellos con un vínculo humano-animal más débil. Un estudio realizado en pacientes con dolor crónico informó que el colecho era beneficioso ya que proporcionaba una rutina nocturna, seguridad y una distracción de la ansiedad (Brown et al., 2018).

Su conclusión es, sin embargo, clara: "Aunque no se determinó la naturaleza causal de tener un animal de compañía y la calidad del sueño, este estudio proporciona evidencia adicional de que tener un perro o gato puede tener efectos negativos en la calidad del sueño y los trastornos del sueño."

Si la relación causal se establece a través de una mayor investigación, los resultados tendrán implicaciones para las recomendaciones de los médicos para el tratamiento de pacientes con mala calidad del sueño. Además, se pueden desarrollar recursos educativos para informar a las personas que comparten su vida con perros o gatos sobre el riesgo de interrupciones del sueño y ofrecer posibles soluciones.

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