Primero fueron su casa de acogida y luego su familia definitiva: Lauren Gauthier y su marido adoptaron a Victoria, una Coonhound que solo tiene un ojo y que no lo ha debido de pasar demasiado bien en su vida anterior. La perra, que pronto se convirtió en parte indispensable de la familia, les ha devuelto con creces el favor dado que fue su insistencia, olisqueando todo el tiempo en torno a un punto de la nariz de Lauren, lo que hizo que ella se decidiera a ir al médico...
Lauren creía que era solo un lunar pero algo le hizo "escuchar" a Victoria. Fue a una revisión médica y así le detectaron precozmente un cáncer de piel justamente donde su perra estaba venga olisquear.
La capacidad olfativa de los perros hace que puedan ser entrenados para detectar todo tipo de sustancias que para nosotros son inodoras y por tanto invisibles. Es lo que sucede con el cáncer: hay estudios que han demostrado que los canes son más fiables que muchas máquinas en su diagnóstico.
Y, como en el caso de Victoria, algunos ni siquiera necesitan ese entrenamiento especial siempre que su humano sea perceptivo y entienda lo que el can trata de decirle.
Ya lo vimos también en este otro reportaje de la BBC sobre Max, el can que fue capaz de oler un cáncer de pecho en su dueña. Y lo doblemente impresionante es que ella se había hecho una mamografía poco antes y no le habían detectado nada.
