Los hay en plan 007, esos canes que surfean encimeras -como dicen los americanos- cuando sus humanos no están en casa o están despistados. Y los hay muy avispados, esos perros que desarrollan todo tipo de estrategias para lograr comer un poco más, otro poquito más. Hay razas que son extra tragonas y siempre es bueno controlar este comportamiento pero lo cierto es que los canes parecen tener un estómago elástico, sobre todo cuando sus trufas o sus oídos les indican que tú acabas de servirte la comida o la merienda...
Por eso mismo, la vida con perro a veces te regala momentazos como éste, protagonizado por Charlie, un labrador con mucho arte y una trufa divina. Él ha desarrollado una habilidad indispensable, estar en el lugar preciso en el momento idóneo y no ser nada, pero nada sutil. Claro que él debe de haber descubierto otra clave de los perros que viven con humanos, que muchos... son/somos incapaces de resistirnos a sus encantos.
Otro momentazo épico lo protagoniza este genial perro: su humano está en modo mimos, espera recibir un beso de su perro pero... el can decide que prefiere algo más nutritivo :-)
También los hay que practican el arte del buzoneo, a la inversa.
Pero los tragones más espabilados, con permiso de los labradores, suelen ser los Beagles: lo suyo es épico, por lo que zampan y por la maña con la que lo logran, como deja claro la protagonista de este primer vídeo, Lucy.
Sus aventuras en la cocina son del todo impresionantes (y preocupantes, ¡vaya peligro!)
Los fans de la pizza en el mundo canino seguro que le hacen la ola a este otro Beagle.
El truco de magia favorito de los perros: la merienda que desaparece