Cualquiera que tenga pánico escénico o miedo a hablar en público se sentirá, seguro, extra identificado con este gran cortometraje. Una historia que refleja con arte esa calma que la compañía de un can puede darle a un niño, a un adulto, a cualquiera que sepa apreciar esa presencia a su vera. Una historia sobre amigos invisibles sí, pero de alguna manera también sobre el vínculo entre canes y humanos.
Un niño tiene que cantar delante de toda su clase y es incapaz: le entra la vergüenza, le falla la voz y todos se ríen de él.
El pobre lo pasa fatal... hasta que su amigo el perro imaginario entra en acción y decide echarle una mano, decide darle la confianza en sí mismo que le falta para poder enfrentarse al escenario.
Es un cortometraje creado por una estudiante de CalArts, Soyeon Yoo y dedicado a su perro. A mí me ha encantado, me parece que tiene incontables lecturas y seguro que los niños también se pueden identificar con la historia.