Normal que cada vez que aparece una noticia sobre "traductores de ladridos perrunos" mucha gente se emocione... Los titulares en los medios online, esos que buscan el clic fácil, lo suelen anunciar a bombo y platillo, dando pábulo a proyectos como el "traductor de pensamientos perrunos" que, claro, nunca se materializó a pesar del apoyo mediático con el que contó. Sería genial que hubiera un gadget que tradujera fiablemente al lenguaje humano lo que los perros tratan de decirnos con sus ladridos, con sus movimientos de cola, con su lenguaje corporal. Sería genial, sí, pero entre tanto ya hay maneras fiables de entender lo que los perros tratan de transmitir,solo es necesario prestar atención desde el punto de vista perruno, no el humano. Obviamente los canes no hablan pero sí tienen un lenguaje universal, las señales de calma,como las bautizó Turid Rugaas.
Excelentes etólogos, educadores caninos o científicos que estudian a los perros nos ayudan a entender el mundo desde su perspectiva. Si nos olvidamos de las palabras y probamos a fijarnos más en el lenguaje corporal, en los gestos -también los ladridos- entonces mucho puede cambiar en nuestra relación con los canes.
Eso puede conllevar también que más humanos lleguen a escuchar a sus perros. Fiarse del instinto de los canes le ha salvado la vida a más de una persona: perros "normales", es decir canes que no han sido entrenados de ninguna manera específica han alertado a sus humanos sobre un tumor o sobre un incendio (algo que ha vuelto a suceder en los recientes y desoladores incendios en Galicia), han acompañado a alguien que sin ellos habría muerto...
A todo esto me ha recordado este cortometraje que he descubierto por casualidad. El Kazajo Meirzhan Sandybay es el responsable de esta sencilla (y triste, muy triste) historia sobre un perro que trata de captar la atención de los humanos.
Un perro que ladra porque no puede hablar, porque nadie entiende el mensaje crucial que él trata de compartir...
Yo tampoco quería llorar al verlo pero resulta imposible no hacerlo.