diecisiete, la estupenda nueva película de Daniel Sánchez Arévalo se puede ver desde hoy en Netflix y para celebrarlo hemos hablado con su protagonista, Biel Montoro, quien además ¡ha adoptado al gran protagonista canino, a Oveja!
diecisiete es una historia que gustará particularmente a los humanos perrunos, una road movie que, entre otras cosas, muestra el poder de los canes para transformar vidas humanas (spoiler SrPerro necesario, aquí ningún can lo pasa mal, prometido, más bien lo contrario). Y desde luego Oveja puede atestiguarlo, también en la vida real, como comprobaréis al leer lo que nos ha contado Biel.
Ha pasado de vivir en la calle a protagonizar una peli y, aún mejor, a vivir feliz y querido junto a su nueva familia. Una historia con final feliz, como debieran de ser todas las historias de los perros...
¿A quién se le ocurrió llamarle Oveja?
El nombre de Oveja se le ocurrió a Daniel Sánchez Arévalo, el director y guionista. En la versión inicial del guion el perro de Héctor se llamaba Rata porqué la idea era que pareciera una ratilla, pero en la búsqueda de perros por las protectoras encontraron a Oveja en la protectora Salvando Peludos de Madrid y se enamoraron de su carácter y aspecto.
Como el guion de la película siempre ha estado abierto a modificaciones, sobre todo por lo que a animales se refiere, no costó mucho cambiar de Rata a Oveja.
Por lo que has contado en algún coloquio, el rodaje estuvo de alguna manera “marcado” por Oveja, ¿a ti te gustaba esa dinámica? ¿Cómo lo vivías?
Sí, cuando rodábamos con animales el ritmo del rodaje iba marcado por ellos. Sobre todo con Oveja, que es el animal con el que más interactúa mi personaje ya que tejen una relación durante la película, y eso implicó trabajar con él muchas horas, siempre adaptándonos a su ritmo y necesidades.
Esto tenía sus partes positivas y “negativas”. Por un lado, los animales no obedecen ni a las órdenes del director ni a los guiones, sino que simplemente viven y actúan de manera espontánea. Esto hace que todo lo que ocurra en relación con ellos sea orgánico y natural, que es justo lo que persigue un actor en su interpretación.
Entonces, si como actor te adaptas a todo lo que el animal te ofrece y lo incorporas para que tenga un sentido dentro del guion, conseguirás un resultado naturalista, orgánico y espontáneo, y todo lo que suceda en la película con el perro parecerá mágico.
Pero por otro lado, para que pudieran suceder estos momentos de magia, teníamos que rodar horas y horas con Oveja para dejar espacio a que fueran pasando muchas cosas y, luego en el montaje de la película, quedarnos solo con aquellas que nos interesaban porqué tenían sentido dentro del guion.