El peligro de no prestar atención cuando subimos al ascensor junto a nuestro perro queda más que claro en estas imágenes, como en muchas otras que hemos compartido a lo largo del tiempo.
Tanto para las personas que utilicen las nada recomendables correas extensibles, las flexi, como para cualquier otra, lo mejor es interiorizar la costumbre de desenganchar la correa siempre antes de subir al ascensor.Porque los accidentes suceden cuando menos lo esperas y no todos terminan en un mero susto.
Thiago Magalhães, un niño de 11 años, venía de visitar a sus abuelos que viven en el mismo edificio que él y sus padres, en la ciudad brasileña de Goiânia. Como podéis ver en el vídeo, una grabación de la cámara de seguridad, entró en el ascensor seguido por su perra, Milú, y no se dio cuenta que el can llevaba la correa arrastrando y se quedó enganchada en las puertas.
Menos mal que pese al evidente pánico que sintió al ver cómo la pobre era arrastrada como si fuera un peluche, Thiago reaccionó a toda velocidad, agarrándola con todas sus fuerzas hasta que, con su peso y el de la perra, la correa se rompió. Justo a tiempo.
Ninguno de los dos sufrió ningún daño, más allá del enorme susto por un accidente que podría haber terminado muy, muy mal. ¡Normal que su madre diga que el niño es todo un héroe!
Y aunque en el vídeo recomienden llevar al perro en brazos al entrar en un ascensor, eso solo sería posible en el caso de perros pequeños por lo que la recomendación lógica es prestar atención mientras entramos y salimos, independientemente del tamaño del can.
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