The Kennel Club, RSPCA, Dogs Trust, Battersea, BVA y Blue Cross llevan una década batallando para lograr algo que, por fin, será efectivo el 1 de febrero de 2024: Inglaterra prohibirá el uso de los collares eléctricos en perros, artilugios que aún hoy en día se siguen utilizando pese a la evidencia que muestra el peligro que suponen para el bienestar de los animales y la falta de eficacia a la hora de conseguir modificar comportamientos.
En el informe PDSA PAW de 2022 se detallaba queel 20% de los dueños de perros en el Reino Unido habían usado dispositivos de entrenamiento aversivos, incluidos collares eléctricos, lo que significaría que unos 2 millones de perros siguen estando sujetos a métodos de entrenamiento basados en el castigo.
Desde 2010, el uso de este tipo de collares que emiten descargas eléctricas se prohibieron en Gales pero han tenido que pasar 14 años más para que, según la normativa que se ha presentado ante el Parlamento, sea un delito punible también en Inglaterra: será a partir del 1 de febrero de 2024.
Multitud de investigaciones han demostrado que la aplicación de descargas eléctricas, incluso a un nivel bajo, puede causar estrés, dolor y miedo, y que los métodos de entrenamiento positivo son más efectivos en términos de de la salud, el bienestar y el comportamiento del animal.
“En Battersea, llevamos años pidiendo que se prohíban estos dispositivos de entrenamiento, que los expertos en comportamiento animal consideran crueles e ineficaces. Este movimiento no solo marcará una gran diferencia en el bienestar de los perros en todo el país, sino que también nos acercará un paso más a nuestro objetivo a largo plazo de acabar con el uso de métodos de entrenamiento dañinos en animales de una vez por todas”, celebraban desde esta gran protectora donde solamente utilizan métodos de entrenamiento en positivo.
En España, por cierto,la Ley de Bienestar Animal que entrará en vigor en septiembre también debería significar el fin de este tipo de collares en nuestro país:
"Se prohíbe el uso de cualquier herramienta de manejo que pueda causar lesiones al animal, en particular collares eléctricos, de impulsos, de castigo o de ahogo."
El problema es que no se prohibe la venta por lo que es poco probable que desaparezcan.
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