OJ es un salchicha viejito, tiene 12 años y está ciego. Él confía en su amigo Blue Dozer, un gran Pit Bull de 6 años, para poder navegar por el mundo con seguridad. Los dos son amigos inseparables. Su odisea comenzó cuando fueron entregados en un centro de control animal porque su dueña se había quedado en la calle y no podía cuidar de ellos. Lo que ha vivido esta pareja desde entonces es una dramática montaña rusa que nos muestra en una sola historia el día a día de demasiados perros, el infeliz resultado de toparse con inhumanos en su camino pero también su suerte cuando, solo en algunos casos, dan con buenas personas que se involucran al 100% y, al fin, con una buena familia.
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Un perro ciego y viejito y un PPP que, además, necesitan estar juntos. Sobre el papel su destino estaba escrito, lo más probable hubiera sido que acabaran siendo sacrificados, pero han tenido una inmensa suerte porque muchas personas se han involucrado para lograr el milagro.
Por eso comenzamos por el final, por el comienzo feliz, porque evidentemente no es un final sino el inicio de una nueva etapa en su vida, siendo cuidados y queridos.
Lo han anunciado desde el centro de Control Animal que tanto esfuerzo ha puesto en ayudarlos: Dozer y OJ han sido adoptados juntos, están a salvo, en el mismo hogar donde por fin van a poder volver a vivir y disfrutar el uno en compañía del otro.
Dozer vuelve a ejercer de perro guía para OJ en compañía de esta nueva familia que se ha comprometido a darles a ambos la mejor vida posible, juntos.
Y ahora vamos a su increíble periplo.
Cuando los dos perros llegaron a Richmond Animal Care and Control, entregados porque su famiía lo había perdido todo y no podía cuidar de ellos, quedó claro que eran inseparables por lo que se impuso una condición a su adopción, Dozer y OJ se irían juntos o no se irían.
Su historia se hizo viral y en muy poco tiempo llegó una persona que, para alegría de los responsables de ese centro de control animal, decidió adoptar a los dos perros.
Final feliz, pensaron. Pero no, porque también hay adopciones irresponsables. A las pocos días encontró al pobre OJ deambulando por un camino rural. Como no podía ver estaba doblemente perdido, solo, sin su amigo y guía Dozer.
En el centro de control animal no se desentendieron y fueron a recoger a OJ tras contactar con quien, en teoría, era responsable de su destino.
Esa persona dijo que el perro debía haberse perdido accidentalmente... al final le convencieron para que también devolviera a Dozer; estaba claro que no quería cuidar de los dos canes.
Entonces la pareja volvió a reunirse en el centro de control animal de Richmond.
Y ahí han estado, recibiendo los cuidados y el cariño de todos en ese centro, a la espera de que pudieran encontrar un hogar de verdad, juntos.
Y eso es justo lo que han podido anunciar hace unos días, por fin.
Además, podremos seguir sus aventuras en la cuenta de instagram que les ha creado su nueva y estupenda familia.
Aunque, como recuerdan desde Richmond Animal Care and Control y desde todas las protectoras: hay historias que se hacen virales y todo el mundo se interesa por esos canes pero tras ellos hay miles de perros que no se han hecho famosos y también esperan para entregar su cariño a alguna persona dispuesta a adoptar de manera responsable.
