Si hablamos de las líneas aéreas y los perros la mayoría de las veces suele ser en negativo: algún can perdido o, peor, muerto durante algún vuelo. Pero esta vez es todo lo contrario: Lynsey Schroeder, una fotógrafa de naturaleza que vive en Texas pero estaba en Chile ha compartido el gesto que ha tenido con ella Delta Airlines, agradeciéndole a esta compañía su celeridad y humanidad al lograr que pudiera coger un vuelo con toda rapidez, sin cobrarle nada por cambiar sus billetes, porque necesitaba volver a casa para despedirse de su perro que estaba a punto de morir. Ella se lo había prometido.
Quasar estaba recibiendo quimioterapia por un tumor que le habían diagnosticado recientemente. El tratamiento parecía estar funcionando y por eso Lynsey Schroeder siguió adelante con su plan de volar a Chile para retratar el eclipse solar, un viaje que había sido organizado un año atrás, mucho antes de que Quasar cayera enfermo.
Pero entonces, estando en Chile recibió una llamada de su canguro canino, estaba en urgencias porque Quasar había empeorado rápidamente y tenía una fiebre altísima y un derrame interno. Lynsey sabían que tenían que volver urgentemente si quería despedirse de su can.
"Necesitábamos llegar a casa lo antes posible, pero cambiar nuestros vuelos hubiera costado un par de miles de dólares que no tenemos.
Llamé a Delta, le expliqué la situación y le pregunté a la persona con la que hablé si había algo que pudiera hacer para que llegáramos a casa antes, a un precio asequible. Para mi sorpresa, su respuesta fue: "déjeme ver si hay algún hueco en el vuelo hoy ... sí, está bien, ya está todo listo". No nos cobró un centavo."
Una vez de vuelta en EEUU fue corriendo al veterinario:
"una enfermera me estaba esperando en la puerta principal y corrimos de vuelta al hospital, donde se encontraba mi pobre y dulce cachorro que ya estaba en paro respiratorio, jadeando para respirar. Pero cuando me fui a Chile le prometí que estaría a su lado cuando llegara el momento; espero que todavía estuviera lo suficientemente lúcido para verme y saber lo que estaba allí. Le prometí que no moriría rodeado de desconocidos preguntándose dónde estaba su madre humana. Gracias a Delta, pude cumplir esa promesa, incluso si solo fue por unos segundos. Le di un beso, le dije que le quería y enotnces el médico acabó con su dolor. Me senté con él durante una hora aproximadamente.
Si hubiera tomado mi vuelo a casa, o si alguno de mis tres vuelos se hubiera retrasado, habría llegado demasiado tarde. Probablemente ni siquiera hubiera podido verle, habría tenido que ir a recoger sus cenizas."