Muchos humanos no lo tienen en cuenta: no a todos los perros les gusta ser tocados y acariciados a todas horas. Menos aún ser abrazados.
Es buena idea aprender a escuchar lo que nos dicen nuestros canes con su cuerpo, respetar sus tiempos y sus deseos: y no sólo por "educación" sino para evitar situaciones que pueden acabar siendo peligrosas.
Colega siempre fue un perro muy cariñoso. A él sí le gustaba ser acariciado. Era de los que lo decían alto y claro: si parabas de rascarle, te da con la pata para que sigas.
Me lo hacía a mí y se lo hace a mucha otra gente con la que se topa en la calle o en los cientos de cafés y locales que visitamos constantemente a lo largo de su vida.
Pero no siempre, como es lógico, hay momentos en los que no está para "fiestas" y también te lo dice, alto y claro, se aparta y punto.
Tampoco le gusta, nada, como a la gran mayoría de los perros, que le abracen, algo que muchos niños pequeños tienen tendencia a hacer con los canes, tanto los que conocen como los desconocidos.
Eso es un peligro, serio: para los perros un abrazo no es una muestra de cariño, muchos lo "aguantan" de sus humanos porque no tienen más remedio pero si es un extraño o si es en un momento en el que ese perro está nervioso, cansado, le duele algo... es directamente una amenaza y puede reaccionar de la única forma que le queda para que le dejen en paz: mordiendo.
Hay muchos perros que no encuentran agradable según qué caricias pero hay muchos humanos que no conciben otra forma de mostrar su cariño.
Pues hay un test que no puede ser más sencillo: no tienes más que acariciarle un poco y luego parar y observar qué hace.
Si se aparta, aparta la mirada o te dice con su cuerpo que no, ya tienes la respuesta: déjale en paz, respeta su espacio. A lo mejor quiere estar a tu vera tranquilamente, sin que le toques en ese momento.
Si, por el contrario, se acerca a tu mano, se tumba relajadamente, se apoya en ti, etc... ¡sesión de mimos!
Aquí podéis ver un vídeo en el que nos muestran la cantidad de (sutiles para algunos, obvias para otros) mensajes que envían los canes cuando no quieren ser acariciados. Y cuando sí les apetece mucho.
Son, sí, las señales de calma, el lenguaje canino que todos deberíamos manejar al interactuar con los perros.
¡Es tan, tan importante saber entenderlas!
Podéis encontrar más información -en inglés- en el blog de Eileen, la misma persona que ha hecho este útil vídeo.
Y, sin duda, es muy buena idea explicar a los niños que abrazar o besar a un perro no es una forma de demostrarle cariño.
Una de las grandes expertas mundiales en comportamiento canino, Patricia McConnell (cuyos libros son TODOS recomendables) propone otro test en el caso de los abrazos, también cargado de sentido común: sacar una foto y estudiar la cara y la postura del can.
Cuando abrazas a tu perro -cuando un niño abraza a un perro- no ve su cara. Y al ver la foto quizá puedan entender que en ese momento su can está todo menos feliz.
Una buena forma de hacérselo entender a un niño puede ser también esta imagen, de la la web de la gran Sophia Yin, tristemente fallecida. Para un perro un abrazo es como para ti ese pellizco en el cachete...
En este vídeo tan tierno que publicamos hace poco se ve claramente, como bien nos indicaron tras destacar la escena: lo que para el niño es un premio (abrazar al can) no lo es para el perro, no le gusta, está agobiado (se aparta, bosteza, se chupa los labios... una señal de calma tras otra).
PD: Echad un vistazo en google a fotos de gente abrazando a sus perros y seguro que ahora podréis distinguir los canes que no están disfrutando para nada ese abrazo de los que sí están contentos.