Dos meses antes de la boda de su humana, a Maybeline le diagnosticaron dos tipos de cáncer que no tenían cura. Para ellos fue un mazazo, pero tenían claro que la perra tenía que formar parte del día más importante de su vida.
Maybeline fue una protagonista más de ese enlace: ella se lo pasó en grande e hizo que tanto Anna como Stephen sintieran que su boda era aún más especial. Nadie le enseñó a la perra dónde sentarse... lo descubrió ella sola y triunfó.
El momento, como no es de estrañar, se hizo viral y fue recogido por los grandes medios en EEUU, haciendo que el día de la boda fuera aún más memorable: la historia de Maybeline, el vínculo que claramente comparte con Anna, ha emocionado a miles de personas.
Han recibido mensajes de ánimo y cariño de todo el mundo.
Un par de meses después, pese a que les informaron que solo tendría algunas semanas de vida, Maybeline sigue con ellos. Sí, tiene cáncer terminal pero está claro que va a disfrutar junto a su familia todo lo posible...
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