
Con frecuencia se hacen virales consejos sin fundamento sobre cómo interactuar con nuestros perros. Uno que es particularmente popular (y tristemente peligroso) es el de cómo saludar a un perro al llegar a casa. Segúro que lo habréis visto porque ha salido en incontables medios avalado por presuntos profesionales: es el que dice que es malo saludar a tu perrete cuando vuelves a casa.
Por si acaso alguien lo dudaba, no, por supuesto que no es malo saludar a tu perro cuando regresas o decirle que vas a salir, siempre con tranquilidad.
Con respecto a los cachorros, ahora tenemos más información al respecto gracias a un nuevo estudio del Royal Veterinary College y Dogs Trust que muestra que mantener una actitud calmada al entrar y salir de casa (junto con proporcionar ejercicio previamente y chuches durante la ausencia) logra que los cachorros se adaptan mejor a quedarse solos.
Los comportamientos relacionados con la separación (lo que se solía englobar bajo el término ansiedad por separación) son un problema habitual en el bienestar canino e incluyen acciones como ladrar, quejarse, destrozar objetos o hacer sus necesidades cuando se quedan solos.
Suelen ser signos de estrés, miedo o frustración y, tal y como aclaran desde el Royal Veterinary College, los casos más graves pueden tener consecuencias muy serias, incluyendo la entrega del animal en una protectora.
A pesar de que se han identificado SRBs en aproximadamente el 50% de los perros, las estrategias de prevención eficaces aún no se comprenden bien. Por ello, este nuevo estudio trata de ofrecer una mejor comprensión del impacto que tiene el asesoramiento preventivo a los tutores sobre los SRBs y el bienestar de los cachorros.
Para realizar este estudio,el equipo del RVC, en colaboración con Dogs Trust, reclutó a 34 familias que estaban a punto de llevar un cachorro a casa. A los participantes se les asignó aleatoriamente uno de cuatro tipos de pautas: recomendaciones generales sobre el cuidado del cachorro (grupo de control), control más pautas para salidas y reencuentros calmados, control más habituación gradual a quedarse solo, o una combinación de las tres.
Para evaluar cómo se adaptaban los cachorros a quedarse solos a lo largo del tiempo, se pidió a las familias que siguieran las recomendaciones asignadas y grabaran a sus perros en cuatro momentos clave durante los primeros seis meses en el hogar: al inicio de la primera semana, al final de la segunda semana, y luego a los tres y seis meses. A los tres meses, los tutores y los cachorros participaron además en una prueba de separación supervisada. Cada observación recogió cómo se comportaba el cachorro cuando se quedaba sin compañía humana.
Tras recopilar estas observaciones, las investigadoras analizaron las grabaciones, puntuando comportamientos como ladrar, quejarse, descansar o jugar, para evaluar señales de ansiedad o relajación. A partir de las respuestas de los cachorros, el equipo obtuvo una visión general del efecto de las diferentes estrategias de asesoramiento sobre los SRBs.
Aunque el estudio no halló pruebas de que las recomendaciones tuvieran efectos significativos en señales específicas de malestar por separación, sí reveló que los cachorros cuyos tutores recibieron pautas para salidas y reencuentros calmados pasaban más tiempo descansando tranquilamente cuando se quedaban solos, lo que sugiere que estaban más relajados.
De forma similar, los cachorros cuyos tutores fueron aconsejados para aumentar de forma gradual el tiempo que pasaban solos también mostraron más conductas de descanso, pero únicamente en la prueba de separación supervisada, y además presentaron menos signos pasivos de estrés, como jadeos o lamidos de labios.
Es posible que recomendaciones similares también reduzcan los SRBs, pero esto requeriría una confirmación mediante un estudio más amplio, con un número mayor de cachorros que el observado en esta investigación.
Aun así, los hallazgos aportan información útil: aconsejar a las nuevas familias que mantengan la calma en momentos de separación y que ayuden a los cachorros a acostumbrarse gradualmente a quedarse solos podría prevenir el desarrollo de problemas de ansiedad por separación.
Entre los hallazgos clave se incluye:
En comparación con el grupo de control, los cachorros descansaron más cuando se quedaban solos si sus tutores habían recibido indicaciones de marcharse y regresar de manera calmada, de ejercitar al cachorro antes de salir y de proporcionarle juguetes o premios para entretenerlo durante la ausencia.
En la prueba de separación, los cachorros también descansaron más si sus tutores habían sido aconsejados para entrenarlos de manera regular y gradual a tolerar estar más lejos sin llegar a agobiarse, y para dejarles un premio duradero cuando se ausentaban.
Los cachorros cuyos tutores siguieron este método y dejaron premios duraderos mostraron menos signos pasivos de ansiedad, como lamerse los labios, mirar hacia la puerta o bostezar.
Los cachorros que se quedaban acompañados de otro perro mostraron menos señales pasivas de ansiedad que aquellos que se quedaban completamente solos.
Los cachorros mostraron más señales pasivas de ansiedad y menos conductas positivas (como comer o jugar) si se dejaba la televisión o la radio encendida durante la ausencia, en comparación con cuando estaban apagadas.
La Dra. Fiona Dale, doctora por el RVC y autora principal del artículo, ofrece información adicional: "algunas familias pueden no ser conscientes de que sus perros tienen dificultades al quedarse solos. Mientras realizaba el estudio, revisé un vídeo en el que un cachorro había estado solo durante varias horas: pasó todo el tiempo caminando de un lado a otro, aullando y quejándose, sin llegar nunca a relajarse. Verlo fue muy duro, y contrastaba de forma notable con lo que la familia me había contado: pensaban que su cachorro dormía tranquilamente durante su ausencia."
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