Cuando rescataron a Bowie era todo ojos, un cuerpecillo delgado y una mirada gigante. Algún inhumano casi lo mató de hambre y entonces lo abandonó como si fuera basura. Cuando encontraron al perro estaba vivo de milagro, dentro de una jaula de hierro en un contenedor. Complicado imaginar un horror mayor.
Bowie es ahora un perro requetefeliz gracias al apoyo de muchas personas, la protectora que le salvó, la casa de acogida donde empezó a coger fuerza y a aprender a ser perro y, por supuesto, la familia que le adoptó.
No fue fácil. Tenía atrofia muscular, deshidratación, diarrea, letargo y alergias. Pero ahora este American Bully, a través de su energía positiva y enorme alegría, ha convertido su pasado en un mensaje diario contra el maltrato.
Su familia ha lanzado una iniciativa llamada "Be Loud",para animar a todo el mundo a denunciar siempre el maltrato animal.
No os perdáis su instagram: su familia sigue siendo casa de acogida para perros que lo necesitan y Bowie, por supuesto, les echa una pata... literalmente :-)
Además, el comparte sus días con un gran equipo de Frenchies... una casa de lo más guau.
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