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Un cachorro muere en un vuelo al ser obligado a ir en el compartimento del equipaje de mano

Un cachorro muere en un vuelo al ser obligado a ir en el compartimento del equipaje de mano

Última actualización del articulo el día 15/03/2018

Esta noticia solo debería aparecer en El Mundo Today. Pero no, es real y sucedió ayer en EEUU. Un joven Bulldog Francés que viajaba con su familia en cabina ha muerto porque una azafata obligó a su dueña a colocar al can, que iba en su transportín, en el compartimento del equipaje de mano. Sí, en esos espacios donde se meten (con frecuencia a presión) los bolsos, maletas pequeñas y ropas de abrigo.


El año pasado, 24 animales murieron al viajar en alguna línea aérea en EEUU, 18 de ellos en United Airlines.Y los datos de años anteriores son similares, siempre los encabeza United. Es decir, sin ninguna duda, se trata de la compañía de más alto riesgo para aquellos que cogen un avión junto a sus perros.

Normalmente se aconseja evitar llevar a los perros en la bodega salvo que sea indispensable puesto que, efectivamente, ese tipo de viajes no está exento de peligro. 

Pero nunca antes había sucedido una muerte tan evitable y tan triste como la de ayer, un "trágico accidente" según United Airlines que está investigando lo sucedido (la azafata dice que no sabía que había un perro en la bolsa) y se ha disculpado públicamente con la familia, además de reembolsarles el importe tanto de sus billetes como del billete que pagaron por su perro.

Kokito, un bulldog francés de 10 meses, iba con su familia en un vuelo de Houston a Nueva York, un trayecto de algo más de tres horas. Tal y como estipula la línea aéra, el can estaba dentro de un transportín.

 

 

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Parece que no cabía a los pies de Catalina Robledo, su dueña, que viajaba junto a su bebé y junto a su hija de 8 años así que una azafata le indicó, o más bien la obligó, a dejar al perro en el compartimiento de equipajes. Como si fuera una maleta.

Robledo cuenta que se vio obligada a acceder dado que la azafata le insistía e insistía que tenía que meter al perro en ese compartimento.  

 

 

Las consecuencias han sido trágicas: el perro estuvo ladrando un buen rato. Catalina Robledo no podía levantarse del asiento porque llevaba al bebé en brazos y había turbulencias -que impedían a los pasajeros dejar sus asientos. Cuando por fin pudo levantarse para saar a Kokito, al llegar a Nueva York, el can había muerto.

Las imágenes y el relato que ha compartido otra pasajera que iba en ese vuelo remueven el estómago. Pobre perro, pobre familia.

Un espanto que revela lo mucho que queda por avanzar en todo el mundo cuando aún hay gente que sigue tratando a los animales como si fueran un objeto y no un ser vivo. Es incomprensible que una azafata no conozca las normas con respecto a los animales de compañía que vuelan con sus familias y que ni siquiera tuviera el sentido común de entender que en ese compartimento el perro no podría respirar.


Esperemos que como mínimo sirva para que algo así no pueda volver a pasar, para que se tomen medidas reales para que los perros -y cualquier animal que suba a un avión- estén protegidos. Es lo mismo que 

Eso mismo desea una de las pasajeras que vio lo suedido y ha dado a conocer la historia. 

 

 

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