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Sir Patrick Stewart obligado a buscar un nuevo hogar para su perra: los pit bull están prohibidos en UK

Sir Patrick Stewart obligado a buscar un nuevo hogar para su perra: los pit bull están prohibidos en UK

Última actualización del articulo el día 22/09/2017

Esta historia es importante, lo fue desde el comienzo, porque al sucederle a alguien tan conocido deja de ser un caso aislado más y se convierte en un altavoz sobre la realidad de los Pit Bulls y de los PPP en general, muestra la necesidad de replantearse las leyes que sólo tienen en cuenta la raza de un perro y no su carácter. Es algo contra lo que se batalla en todo el mundo, en EEUU, en UK y también en España.


Como sabréis, el actor Sir Patrick Stewart decidió acoger en su casa a una Pit Bull para así concienciar sobre la importancia de la adopción y, también, para romper una lanza a favor de las razas PPP que tan mala prensa tienen.

Inicialmente, él y su mujer sólo iban a ser casa de acogida para Ginger pero... sí, se enamoraron de la perra. Eso queda claro en cada uno de los vídeos que fue compartiendo el actor en sus redes.

Y entonces, cuando llegó el momento de regresar a Inglaterra, donde tienen una casa en el campo y donde Ginger sería extremadamente feliz, se toparon con la ley: En el Reino Unido, el Dangerous Dogs Actde 1991, prohibe directamente cuatro razas de perro: Pit Bull Terrier, Tosa Inu, Dogo Argentino y Fila Brasileño. Y, ojo, no sólo los perros que sean de esas razas sino cualquiera que tenga sus características físicas.

Si tienes uno de estos canes, aunque sea un buenazo y no se haya metido nunca con nadie, la policía tiene derecho a quitártelo y a sacrificar al perro.

Este es el texto que ha compartido Sunny Ozell, la mujer de Sir Patrick Stewart, en sus redes sociales, os la traducimos a continuación porque realmente merece la pena leerlo.

Cuando Patrick y yo decidimos ser casa de acogida para un perro, lo hicimos pensando que sería una gran oportunidad para aprender a ser una familia perruna responsable. También teníamos toda la intención de concienciar sobre la importancia de la adopción y específicamente la adopción de pit bulls y su difícil situación.

En marzo pasado, nos quedaba un mes en nuestra casa de alquiler en Los Ángeles, un lugar perfecto para compartir con un amigo de cuatro patas. Nuestro plan era que cuando nos mudáramos, también lo haría Ginger, a su hogar definitivo. Se hizo evidente, casi de inmediato, que Patrick y yo éramos bastante ingenuos. A las cuarenta y ocho horas de compartir nuestra casa con Ginger, estábamos completamente enamorados de ella y empezamos a investigar cómo podríamos integrar estos 28kg de trufa colorada y perfección perruna en nuestras ajetreadas y caóticas vidas.

Dividimos nuestro tiempo entre Brooklyn y el Reino Unido, y sin duda el mejor hogar para ella habría sido nuestra casa en la campiña inglesa. Nos imaginábamos a Ginger corriendo por el campo, paseando con nosotros por los caminos, acompañándonos al pub del pueblo que es dog friendly.Sabíamos ya donde pondríamos su cama en nuestra habitación y qué lugar del sofá ella seguro acapararía. Estábamos deseando que conociera la nieve. 

Patrick y yo pusimos en marcha todo lo necesario para importar un perro a Inglaterra, un proceso que en los últimos años ya es algo más sencillo. Fue entonces cuando nos enteramos de la anticuada y trágica legislación británica que afecta a los "pit bulls".La legislación en sí es opaca, draconiana y realmente difícil de descifrar.Casi nunca intento aprovechar la fama de Patrick pero en esta ocasión no lo dudé, fuimos a por todas. Llamamos al Consulado Británico y llamamos a la RSPCA. Hablamos con todos los expertos que pudimos, y cuando quedó claro que en realidad no había una respuesta "clara", nos dimos cuenta de que no podíamos correr ningún riesgo con la vida de Ginger. Podría entrar en más detalles sobre cómo llegamos a esta decisión, pero la versión corta es que elegimos hacer lo que era mejor para Ginger.

A los pocos días de aceptar que no podría formar parte de nuestra familia, nuestro estupendo educador canino nos hizo saber Ginger tenía algún problema en sus patas traseras.La enviamos a un excelente veterinario que descubrió que sus ligamentos cruzados anteriores estaban rotos. Ambas lesiones eran bastante antiguas, él estimó que habrían ocurrido al menos seis meses antes. Patrick y yo no lo dudamos: con dos años, Ginger era una candidata perfecta para poder ser operada así que decidimos arreglar a nuestra chica. No queríamos pasar esa carga a su futura familia ... queríamos darle la mejor oportunidad y el mejor futuro posible. Nuestro entrenador tiene mucha experiencia en la rehabilitación de perros que han tenido esta cirugía, y como él y Ginger ya tenían una estupenda relación, todos pensamos que sería el mejor candidato para ocuparse de Ginger durante su rehabilitación. La cirugía fue un éxito completo. Durante su recuperación, también ha estado recibiendo tratamientos con células madre de cachorros (ciencia!) Y parece que a través del descanso y la rehabilitación, la otra pierna está sanando y casi sin duda no requiere cirugía.

Hace unas semanas hemos vuelto unos días a Los Ángeles y le pedimos reunirnos con ella. Ginger vino a nuestro hotel, que era dog friendly, y pasamos unas maravillosas horas con ella, unas horas que se nos hicieron demasiado cortas. Patrick y yo nos preparamos para la angustia agridulce de verla, pero de hecho sólo sentimos felicidad al verla tan bien y tan contenta. En este tiempo en que Ginger ha estado viviendo con el educador canino ha socializado con otros canes y un gato grande y viejo. Ha descubierto que le encantan las palomitas (¡son tan crujientes! y está aprendiendo a nadar, es parte de su terapia. Nos resultó evidente, aunque pueda parecer raro, que ella era, de alguna manera "más ella" que antes, como si estuviera más cómoda en su propia piel. Y probablemente lo estuviera, porque ya no tenía dolores. 

Cada semana preguntamos por ella y lo seguiremos haciendo. Parece que ya, por fin, se acerca el momento en el que podamos plantearnos ayudarla a encontrar un hogar definitivo. Aunque nosotros nos sentimos plenamente responsables de Ginger, la espléndida organización que la rescató inicialmente, Wags and Walks, también está involucrada en su futuro.

Ella es aún más perfecta de lo que lo era antes y estamos deseando verla en su hogar definitivo, con una familia que esté preparada para recibir los mejores besos de pit bull del mundo. Ginger sigue siendo nuestro ángel de pelo: suave, inteligente, cariñosa, divertida, atenta.Os iremos informando sobre cualquier novedad. Y por favor, plantearos donar a vuestras protectoras locales o adoptar o ser casa de acogida para algún can. No podéis imaginar el amor que esto trae a tu vida #adoptanocompres. 

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