Chase Grossman es un joven trans de 22 años que adora a los perros, a todos los animales. Pero le cuesta mucho interactuar con la gente, sufre fobia social, según explica: él ve a los canes, quiere acercarse, pero no sabe cómo preguntar a los humanos... por eso desde hace tiempo le rondaba la cabeza una idea: tatuarse un mensaje para que fuera más fácil poder acercarse a los perros de los demás...
Chase tiene una perra adoptada, una Corgi de 12 años llamada Lily, pero a él le encantaría poder acariciar a todos los perros con los que se cruza...
Recientemente, según le ha contado a Insider, fue a Portland, una ciudad de lo más perruna, y allí fue donde por fin se decidió y se hizo este tatuaje tan genial en el brazo:
Entonces compartió su decisión con el foro de facebook de Dogspotting Society y, claro, ¡se hizo viral! Y él, encantado porque así ha logrado hacer que muchos sonrían.
Ha surtido efecto también: Chase ha podido acariciar a más perros y conocer a más gente.