Otro clásico de los paseos invernales es volver a casa con un can que va hasta las orejas de agua y barro. Suciedad feliz para muchos perros y pesadilla para muchos humanos. Y genera sonrisas garantizado cuando no es tu sofá color crema el que acaba moteado cual dálmata de barro.
Este anuncio da casi igual de qué sea: no os perdáis las caras del humano y las caras del perro, hasta las orejas de barro y más feliz que nadie.
Esto, sin embargo, no es un anuncio... El perro se llama Hulk y está todo orgulloso de su obra. Mirad cómo dejó este Golden Retriever su casa, ¡ay! Si es que duele verlo :-)
Aquí la versión musical con un tema que se te enreda en el cerébro: ¿dónde se ha ido todo el barro? El guapérrimo can del anuncio no lo entiende.
El tamaño importa. No es lo mismo que se sacuda un Yorkie a que se sacuda un San Bernardo, bien lo sabían los guionistas de Beethoven.
No, ellos no lo hacen por vengarse (como sugieren en plan broma en este anuncio), lo hacen... para disfrutar. ¡Y vaya si disfrutan!