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No basta con ofrecer juguetes de olor a nuestros perros: para que sean beneficiosos hay que elegir bien y rotar

No basta con ofrecer juguetes de olor a nuestros perros: para que sean beneficiosos hay que elegir bien y rotar

Última actualización del articulo el día 29/07/2025

La estimulación olfativa ha demostrado ser beneficiosa para los perros en entornos estresantes, como las protectoras. Hay olores que parecen ser más eficaces para calmar a los perros (como el coco, el jenjibre o la vainilla).

En el hogar, sin embargo, esto es algo que se ha estudiado menos: por eso desde la Universidad Tecnológica de Texas, un equipo de investigadores ha explorado cómo influye el uso de juguetes con olor en la actividad y el bienestar de perros de familia.

Este estudio se ha desarrollado a través de dos experimentos. En el primero, participaron 30 perros a los que se les presentaron cinco juguetes de peluche idénticos (cuatro con olores diferentes: ternera, pollo, mantequilla de cacahuete y salchicha; y uno sin perfume). A través de una prueba de elección llamada Multiple Stimulus Without Replacement (MSWO), se evaluaron sus preferencias iniciales. Luego, durante 72 horas, los perros convivieron con esos mismos juguetes en casa, mientras se registraba su actividad mediante acelerómetros colocados tanto en los collares como en el interior de los propios juguetes.

Los resultados mostraron que el test de preferencias no fue un buen predictor del tiempo real de juego con cada juguete. Sin embargo, sí se observó que cada perro mostraba más actividad con su juguete con olor favorito en comparación con el juguete sin olor.

Es decir, no existió un aroma claramente preferido por todos, pero cada perro tuvo el suyo, y jugaron más con él.La mantequilla de cacahuete fue, en promedio, la que más estimuló la actividad, aunque sin diferencias estadísticamente significativas respecto a las demás.

El segundo experimento incluyó a 33 perros divididos en tres grupos: uno recibió su juguete con olor preferido del experimento anterior (grupo "familiar"), otro recibió un juguete con olor a mantequilla de cacahuete (grupo "nuevo") y el tercero recibió un juguete sin ningún olor (grupo control).

Se analizaron los niveles de actividad de los perros antes y después de introducir el juguete, durante periodos de tres días. En este caso, se detectó una disminución en el movimiento del juguete en el grupo que ya conocía ese mismo juguete, lo que sugiere un efecto de habituación tras una exposición prolongada.

Uno de los hallazgos más claros del estudio fue la influencia de la edad: los perros mayores mostraron niveles significativamente más bajos de actividad física, movimiento del juguete y tiempo de juego en todos los grupos. Esto refuerza la necesidad de adaptar el tipo y la frecuencia del enriquecimiento a la etapa de vida de cada perro.

En conjunto, el estudio concluye que los juguetes con olor pueden ser una herramienta útil para fomentar el juego y la actividad, pero solo si se adaptan a las preferencias individuales de cada perro.

No basta con ofrecer un juguete con olor: para que resulte realmente enriquecedor, es clave identificar el aroma que más interesa a cada perro y evitar la monotonía alternando juguetes y olores.

Además, es importante considerar la edad del animal al diseñar estrategias de enriquecimiento, especialmente en perros mayores, que tienden a mostrar una menor predisposición al juego.

Este estudio aporta una base interesante para seguir explorando formas más personalizadas y eficaces de mejorar el bienestar de los perros en casa a través del juego y la estimulación olfativa.

 

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