Allá que iba ella con su perrín, con mucho cuidado para que rodara bien por la plaza. Cuando el can se atascaba, ella se paraba y su padre volvía a colocarlo en posición. Cómo no sonreír al ver la escena...
Seguro que dentro de no tanto esa misma niña le pide a su padre un perro de verdad. Y viendo el cuidado con el que trata a su can de madera, apostamos a que su historia con los SrsPerros será larga y fructífera :-)