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Los trastornos obsesivo compulsivos en perros y en gatos: no hay que ignorar al perro que persigue su cola

Los trastornos obsesivo compulsivos en perros y en gatos: no hay que ignorar al perro que persigue su cola

Última actualización del articulo el día 12/07/2023

En los seres humanos, los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC) se desarrollan cuando las personas experimentan pensamientos obsesivos, lo que lleva a comportamientos repetitivos y, a menudo, poco saludables, conocidos como compulsiones. Los perros y los gatos también pueden verse afectados por los TOC, aunque se presenten de forma ligeramente diferente a la versión humana.

Un comportamiento canino normal (por ejemplo, perseguir o morder su cola) se vuelve compulsivo y problemático cuando comienza a interferir con la calidad de vida del perro, cuando lo hace con excesiva frecuencia. En ese caso sería una señal de que algo no va bien, no tiene porqué ser ansiedad o estrés, puede haber causas físicas (dolor, pulgas, reacciones alérgicas...)

"Los TOC se muestran más como comportamientos compulsivos en los animales de compañía porque se desconoce si realmente se 'obsesionan'", explica la Dra. Ashley Navarrette, veterinaria clínica de la Facultad de Medicina Veterinaria y Ciencias Biomédicas de Texas A&M.

“Se ha investigado que los comportamientos compulsivos están arraigados en la genética, pero cualquier perro o gato puede experimentar compulsiones porque se derivan de comportamientos 'normales', que persisten durante un largo período de tiempo o no tienen ningún propósito”.

Los comportamientos compulsivos comunes en los perros pueden incluir perseguir la cola, lamer, dar vueltas, caminar de un lado a otro, masticar, ladrar y morder objetos invisibles. Para los gatos, puede aparecer como cepillado excesivo, succión, vocalización repetitiva, paseos y persecución de objetos imaginarios.

Estos comportamientos pueden estimular cambios físicos que calman a los animales, como la disminución del ritmo cardíaco y la liberación de hormonas para sentirse bien, lo que dificulta que ese perro o ese gato detenga el comportamiento. 

Por eso mismo hay que estar atentos: si un can o un minino no puede distraerse del comportamiento o vuelve a hacerlo a los pocos minutos de la distracción, es posible que tenga un trastorno compulsivo.

Diagnóstico del trastorno compulsivo

Uno de los primeros pasos para diagnosticar un trastorno compulsivo en un animal es descartar cualquier condición médica que pueda estar causando el comportamiento.

Porque -pese a lo que pueda parecer en redes sociales- no debería ser considerado algo "gracioso".

 

Hay un buen número de razones físicas por las que un perro podría perseguir su cola o morderse la cola: desde dolores a una reacción alérgica, parásitos intestinales, pulgas, daños en la cola o en la columna vertebral o estrés...

Por eso mismo lo primero sería ir al veterinario: 

"Los comportamientos compulsivos suelen ser una respuesta a un 'estresor', y algunos niveles de estrés mental pueden escalar hasta convertirse en daño físico", aclara la Dra. Navarrette. "Un perro que se lame repetidamente la pata como un comportamiento relajante puede desarrollar un granuloma acral por lamido, una afección de la piel que, si no se deja curar, puede provocar inflamación e infección".

“Pero como cualquier problema de comportamiento, primero hay que descartar cualquier problema físico: si un perro se lame compulsivamente hasta el punto de autolesionarse, un veterinario querrá descartar cualquier problema dermatológico u ortopédico antes de asumir que se trata de un problema de comportamiento”.

Los veterinarios son necesarios para determinar si un problema médico no es la causa, pero depende de los tutores identificar los detonantes del comportamiento, que generalmente ocurren justo antes de que un perro o gato muestre su comportamiento compulsivo: esto puede no ser fácil dado que los tipos de desencadenantes varían mucho y pueden ser específicos para cada animal, desde que llegue una persona desconocida a casa al ruido de la aspiradora o el uso de punteros láser...

PD La foto que encabeza el texto es de Lili Shepherd.