A Watson lo conoció medio mundo por su capacidad para confiar en su humano, con ese arte que tienen los Golden... Sí, él es el perro que se cae hacia atrás cuando se lo piden. Y resulta que este buenazo ha ejercido, por así decirlo, de perro de terapia perruna para su nuevo hermano, Kiko, un Golden de unos cinco años que fue adoptado y que llegó con ciertos problemas de ansiedad y miedo. Gracias a la compañía constante de Watson, gracias a las siestas compartidas, Kiko se ha ido tranquilizando y adaptando y ahora es mucho más feliz. Ambos comparten una cuenta de instagram, junto con su primo Harry, un gato... en fin, derrite corazones al instante.
Y, hablando de corazones, mirad esta foto: si cuando siestean juntos ¡forman un corazón!
También reparten besos.