
La Unidad Especial de Guías Caninos de la Policía acaba de celebrar su 80 cumpleaños: en enero de 1945, integrada en el Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico, se creó la Sección de Perros Policía, con sede en Madrid.
En estos 80 años de existencia han sido muchos los cambios producidos en la Unidad Especial de Guías Caninos pero, como destacan ellos mismos, el más importante es el tratamiento que la Policía otorga a estos animales, como verdaderos seres sintientes, con identidad propia, autonomía funcional e individualidad emocional.
La sección se dotó en sus orígenes con ocho pastores alemanes procedentes del ejército germano, tras el repliegue del territorio francés que había ocupado durante la II Guerra Mundial. En esta primera fase los canes fueron destinados a tareas de obediencia, acompañamiento y defensa, rastreo y trabajos de aplicación militar.
Más tarde, en 1947, se creó la Escuela de Adiestramiento Canino de la Policía, dependiente de la Academia Especial del Cuerpo, con la misión de asumir la formación de los futuros guías de perros, la selección, enseñanza y adiestramiento de los ejemplares caninos, la realización de las demostraciones operativas, así como la importante tarea de cría y socialización de los cachorros.
A finales de 1991, la Sección de Guías Caninos de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana, abandonaba su antigua ubicación en las instalaciones policiales de Canillas, para trasladarse a su base actual, en la Casa de Campo.
En la actualidad, lejos de considerarlos como una simple herramienta o un elemento de trabajo, se configuran como sujetos de derechos, con habilidades y competenciascuyo aprovechamiento ensancha y engrandece la capacidad operativa de la Policía Nacional, que ha encontrado en el perro de aplicación policial un firme aliado.
Otro de los elementos que han cambiado de forma significativa es el número de perros en activo. Desde los ocho pastores alemanes originales hasta los 507 perros de las más diversas razas que integran hoy la fuerza canina.
En estos momentos la Policía Nacional dispone de canes adiestrados en la detección de sustancias explosivas, sustancias estupefacientes, billetes de curso legal, armas y acelerantes del fuego. También dispone de especialistas en rescate de personas en situaciones de emergencia, localización de personas ocultas y localización de restos humanos.
También destacan los cambios sustanciales en cómo se educa a estos canes: las técnicas y sistemas de aprendizaje animal se llevan a cabo a través de la gestión de refuerzos positivos, cuyos beneficios en la dinámica de trabajo de los canes se ponen de manifiesto en la motivación permanente hacia el trabajo especializado y en la devoción e incondicional lealtad que profesa a su guía.
Otro avance es que actualmente muchos de los guías integran a los canes de la Policía Nacional en su núcleo familiar. De este modo fomentan un vínculo mucho más intenso entre ellos, lo que favorece el desarrollo social de los perros y la eficacia operativa del equipo canino.
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