Harpo llegó a la Lliga protectora d'animals i plantes de Barcelona en febrero, venía de otro refugio donde ya había pasado 5 años siendo invisible, no para los voluntarios pero sí para los humanos que allí acudían a adoptar. Harpo es un buenazo juguetón pero su triste destino parecía escrito por dos "problemas", es un Pit Bull, un perro catalogado como potencialmente peligroso, y es sordo. Ambas cuestiones complicaban considerablemente su adopción dado el estigma que rodea a los PPPs y porque muchos piensan que un can sordo no puede llevar una vida normal, algo que no es cierto: tan solo hay que aprender a enseñarles de otra manera, más visual.
Como explican en el vídeo, de los aproximadamente 300 perros que fueron adoptados en la Lliga en 2018, solo 10 eran PPPs. Y eso que, como la gran mayoría de perreras o protectoras en España, también aquí suele haber muchos canes de esas razas consideradas potencialmente peligrosas por la ley.
Los voluntarios de esta protectora, los mismos que interactúan y cuidan de estos perros, tienen claro que la ley es injusta y que no cumple su cometido. Son los perros los que sufren las consecuencias... Por eso han puesto especial empeño en lograr que Harpo dejara de ser invisible.
Y ha surtido efecto, Harpo ha tenido suerte. Él ya está feliz como una perdiz.
Aprovechamos la historia con final feliz de Harpo para compartir también este muy pertinente y muy útil consejo de unos educadores caninos en Fort Collins, EEUU, Summit Dog Training.
Cuando veas a un perro que lleva bozal puede deberse a un buen número de razones:
- En España, todos los PPPs lo tienen que llevar por ley, siempre que estén en un espacio público.
- Cualquier otro can puede llevar bozal porque es un basurillas y están intentando que deje de comer porquerías del suelo. O porque ese can está a punto de subir al Metro o a Cercanías, donde es de nuevo obligatorio que lo lleve puesto. O porque necesita algo más de espacio. O porque es un can que está aprendiendo a estar menos anisoso y más relajado cuando hay ciertos estímulos cerca y prefieren trabajarlo así, con un bozal puesto.
Pero el hecho de que un perro lleve bozal no es sinónimo de que sea agresivo o vaya a morder a la primera de cambio.