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Hugo y Manolo, embajadores galgos en el mundo de la moda y también en el sofá

Hugo y Manolo, embajadores galgos en el mundo de la moda y también en el sofá

Última actualización del articulo el día 19/10/2016

Esta semana me quedé fascinada al ver en El Hedonista unas sensacionales fotosde dos dos espectaculares galgos luciendo unos collares igualmente espectaculares. Así descubrí a Papiroga -una marca española que diseña collares tan diferentes, divertidos y bonitos que, como bien dicen ellos, te cambian el estado de ánimo. Y así descubrí también a Manolo y Hugo, los galgos de Ale Megale y Mari Quiñonero: ellos son los que idearon este editorial de moda que retrató magistralmente el propio Ale, fotógrafo profesional y, como Mari, humano perruno al 100%.

Hugo y Manolo viven con Ale y Mari. Es más, Hugo y Manolo son los culpables de que Ale y Mari vivan juntos: se conocieron a través de sus canes.

No es la primera vez que son los protagonistas en las fotos de Ale. Por su elegancia y presencia son, a la vista está, los modelos perfectos para los collares de Papiroga pero también son embajadores galgos en versión sofá, para concienciar sobre los abandonos y maltratos que sufren sus congéneres, sobre todo cuando termina la temporada de caza, en febrero.

Como me explica Ale, su intención es que "la gente vea las imágenes y se lleve una impresión positiva, que entiendan que los galgos son compañeros y que no están ahí para cazar o trabajar.Los perros no son sólo 'perros'".

Mari adoptó a Manolo (el can blanco) con 3 años. Ahora tiene 6, y todavía conserva los miedos que se le colaron en el cuerpo durante el tiempo que fue utilizado como galgo de caza.

Es extremadamente cariñoso, pero los hombres le dan pánico. No han conseguido quitarle ese temor visceral que con Ale nunca tuvo: con él congenió inmediatamente cuando se conocieron en el parque canino de El Retiro; intuición perruna, que dicen, y chispa que desembocó en la relación de sus humanos.

Ale adoptó a Hugo cuando era cachorro, esquivando así cualquier maltrato. Es todo un personaje.

Tiene 3 años y lo que más le gusta es correr. Y el agua. En la playa si pudiera lloraría de felicidad.

Aunque está muy pendiente de Ale y no se separa de su vera, desde pequeñito, me cuenta, siempre fue como un gato: no quiere que le toques o, más bien, él decide cuándo y cómo. Le gusta que le rasquen el culo, por eso le llaman culito, porque le pone súper contento.

Hugo es listo a más no poder y tiene mucha paciencia así que... sí, suele salirse con la suya.

Manolo, cariño puro con la gente que conoce, es ante todo un perro solar. "Se carga en el sol", dice Ale. Hace lo imposible para que alguna parte de su cuerpo reciba los rayos del sol cómo sea. Eso, cuando no está durmiendo porque se echa siestas de campeonato.

Conserva también otra afición de su vida anterior: cuando van al campo o cuando ve una paloma y pone “oreja de conejo” como ellos lo llaman, ya no hay forma. Manolo cazador, modo "on".

Se llevan de maravilla, ya lo véis. Y mientras que a Hugo le encanta posar para las fotos, atendiendo mejor que muchos modelos humanos, Manolo lo lleva algo peor.

Quién lo diría a juzgar por el resultado. Dos bellezas luciendo mejor que nadie los fabulosos collares de Papiroga. Dos canes y dos humanos que, seguro, conseguirán que muchos empiecen a ver a los galgos desde otro prisma. Galgos de casa, no de caza.

Más información

Sobre el fotógrafo, Ale Megale

Sobre los collares, Papiroga