Este corto de animación sobre un alienígena que aterriza en un jardín donde vive un perro, curioso y cariñoso como la gran mayoría de los canes, es sencillamente divino y divertido. Pero tiene una segunda lectura: podría servir como material didático. Muestra con humor cómo a veces los humanos reaccionan como verdaderos extraterrestres ante los perros, sin entender las señales que los canes utilizan para comunicarse. Aquí el encuentro de dos seres de especies distintas termina bien, a la manera perruna, pero no siempre es así.
El extraterrestre, armado y asustado, reacciona de manera previsible cuando el can le olisquea y se acerca juguetón.
Por suerte el perro el que acaba imponiendo su lógica, a lametazos.
Con demasiada frecuencia la historia tiene otro final. Sucedió esta misma semana en San Diego y hace no tanto en el País Vasco.
Humanos armados que, por miedo y desconocimiento, disparan a los perros: Burberry, el Pit Bull que fue abatido sin más por la policía de San Diego refleja la cara más terrible de una situación parecida a la que se describe en el corto.
El encuentro entre humanos y perros cuando unos y otros desconocen un posible idioma común.
Un perro con pinta o fama de agresivo, eso es todo lo que algunos alcanzan a ver, con resultados dramáticos.
A veces perros y humanos nos comportamos como extraterrestres los unos para los otros. Y cuando un perro curioso o sencillamente "perro" se acerca a alguien con miedo que va armado... pasa lo que pasa.
