Las correas extensibles, las flexi, las carga el diablo: no recuerdo quién dijo esa frase pero tiene mucha razón. Son un peligro, sobre todo cuando se llevan demasiado sueltas y esa persona se confía (porque en su cabeza, su can está atado y por lo tanto no le puede pasar nada) Así se producen muchos accidentes y no solo al subir a un ascensor. Por eso mismo muchos educadores o veterinarios desaconsejan utilizar este tipo de correas.
La escena que compartimos aquí sucedió hace unos días en Texas y, por suerte, o más bien por la rápida intervención de la persona que vio lo que pasó, terminó bien. Y es que subir al ascensor es algo tan cotidiano, tan normal, que es fácil no pensar en lo que uno está haciendo y descuidarse...
Según le ha contado Johnny Mathis a CNN, él se quedó mirando al Pomerania de la mujer que subía al ascensor tras él porque le pareció de lo más guapo.
Y’all I’m shaking!!! I just saved a dog on a leash that didn’t make it onto the elevator with the owner before the door closed! I just happened to turn around as the door closed and it started to lift off the ground I got the leash off in time😭😭
— Johnny Mathis (@Johnnayyeee) December 10, 2019
Menos mal que él justo acababa de salir de ese ascensor: así se percató de que el can se había quedado de un lado de la puerta y su dueña del otro. Su rápida intervención y "pelea" con la correa salvaron a ese pobre Pomerania.
La dueña bajó corriendo temiéndose lo peor y no podía parar de llorar cuando vio a su perro en brazos de Mathis.
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