Casi dos tercios (63%) de los estadounidenses afirman que adoptarían a un perro o un gato en una protectora pero, sorprendentemente, el método más común en 2025 por el que los animales llegaron a un nuevo hogar fue a través de familiares o amigos: 33% en el caso de los perros y 23% en el de los gatos.
Estos sorprendentes datos provienen de un gran estudio realizado por Hill's a través de una encuesta a 2500 personas en EEUU y Canadá, junto con información de Shelter Animals Count y estudios aportados por otras asociaciones.
En 2024,5,8 millones de perros y gatos llegaron a las protectoras y organizaciones de rescate en Estados Unidos. Se han reducido las adopciones (el número de ingresos supera al de adopciones o salidas) y aumenta el tiempo de estancia para todos los perros, especialmente para los perros grandes, cuya permanencia en las protectoras se ha casi duplicado (pasa de 11 a 20 días)
De hecho, solamente 1 de cada 4 personas considera adoptar a un perro grande: por falta de espacio, por la dificultad para viajar con ellos, por restricciones de vivienda y por los costes más elevados.
¿Por qué se han reducido las adopciones? El coste veterinario es la preocupación más mencionada: el 64% de los encuestados afirma que influye directamente en su decisión de adoptar.
Otro problema evidente -igual que en España- es la vivienda, algo que afecta más a las generaciones más jóvenes. Pero, además, un 21% de quienes entregaron a su perro en una protectora lo hizo porque se mudaba a algún lugar dónde no podía estar con su can.
¿Por qué más personas optan por no adoptar en protectoras sino a través de conocidos o familiares?
Esta tendencia responde a varios factores, consideran los autores del informe: el económico sería el principal puesto que recibir un animal de alguien cercano suele implicar menos gastos (el 48% de los estadounidenses señala el coste general de tener un animal como su principal preocupación). Además, existe una sensación de mayor seguridad al conocer de antemano la historia, el comportamiento y el estado de salud del animal, lo que reduce las dudas o miedos que pueden surgir al plantearse una adopción en un entorno más desconocido.
Otro motivo de peso es que algunas entidades de protección animal, ante la saturación de ingresos y la falta de recursos, están promoviendo la reubicación directa entre particulares como estrategia para evitar más entradas. Y otro dato significativo, uno de cada cinco menores de 45 años afirma no conoce si hay una protectora en su zona, lo que limita las opciones reales de adopción formal y refuerza la tendencia a recurrir a su red social inmediata.
¿Cómo es la experiencia de las personas que adoptan?
En 2025, el 93 % de quienes adoptaron en protectoras describen su experiencia como positiva, y el 90 % se siente seguro con su decisión, cifras ligeramente superiores a las de 2024.
Sin embargo, también se incrementaron los sentimientos negativos: el 18 % reportó alguna emoción negativa en el primer mes, especialmente ansiedad (la más común), frustración y miedo. El motivo principal de insatisfacción sigue siendo el comportamiento del animal, citado por el 44 % de quienes tuvieron dificultades. A esto se suma un notable aumento en la percepción de que el tiempo requerido fue mayor de lo esperado: del 10 % en 2024 al 21 % en 2025.
Una conclusión especialmente relevante es que el apoyo recibido marca la diferencia: entre quienes consideraron entregar al animal tras la adopción, el 95 % decidió quedarse con él si recibió ayuda o recursos.
El acompañamiento al hacer la adopción también tiene un fuerte impacto: cuando desde la protectora se establecen expectativas realistas, entienden las necesidades del adoptante y seleccionan un animal adecuado, el 97 % se siente plenamente seguro con su decisión, frente al 64 % cuando no se dan esas condiciones.
¿Cómo fomentar las adopciones?
Este estudio ofrece algunas claves: las generaciones jóvenes, específicamente Gen Z y Millennials, representan el mayor potencial para revertir la tendencia a la baja en las adopciones desde protectoras.
El 75 % consideraría adoptar en un refugio (frente al 55 % de Gen X y Baby Boomers) y esa disposición es aún mayor entre quienes ya han adoptado anteriormente en protectoras: el 90 % de los jóvenes repetiría la experiencia, en contraste con el 72 % de las generaciones mayores. Además, 1 de cada 3 jóvenes se muestra dispuesto a adoptar un perro grande, una cifra que duplica la intención expresada por personas mayores de 45 años (18 %).
Y los jóvenes son también quienes más valoran el apoyo post-adopción que ofrecen las protectoras: el 46 % considera útil la ayuda con restricciones de vivienda, el 44 % aprecia la orientación sobre conducta y el 41 % valora el apoyo financiero para cubrir gastos veterinarios o tasas de adopción.
Además, hay otro dato relevante: las personas que ya han adoptado en una protectora tienen muchas más probabilidades de volver a hacerlo, lo que convierte a los adoptantes anteriores en un grupo clave para mantener la sostenibilidad del sistema.
Según el informe, el 80 % de quienes ya adoptaron en protectoras volvería a adoptar, mientras que entre quienes nunca lo han hecho, solo el 56 % estaría dispuesto a dar ese paso. Este patrón se repite con fuerza en todos los grupos de edad, pero destaca especialmente entre los más jóvenes: el 90 % de los adoptantes de entre 18 y 44 años afirma que adoptaría de nuevo, frente al 72 % de Gen X y Baby Boomers. Incluso entre quienes aún no tienen experiencia adoptando, las generaciones jóvenes muestran más disposición (67 % frente al 47 % en los mayores).
En el caso de Gen X, el informe señala un margen de crecimiento importante: el 86 % de quienes ya han adoptado volvería a hacerlo, y el 62 % de quienes no han adoptado nunca también lo consideraría, lo que indica que con el acompañamiento adecuado, también este grupo puede fortalecerse como adoptante recurrente.
La conclusión es clara: fomentar la primera adopción es estratégico, ya que quienes viven una experiencia positiva son mucho más propensos a repetirla.
Podéis encontrar muchos datos más en el estudio completo, una verdadera radiografía del estado de la protección animal en EEUU.