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El valor incalculable de Ronnie, un perro que ha muerto envenenado en Jaén

El valor incalculable de Ronnie, un perro que ha muerto envenenado en Jaén

Última actualización del articulo el día 16/08/2018

Laura y su marido están devastados por la muerte de Ronnie, su perro, parte de su familia. Han compartido el relato de lo que les ha sucedido porque quieren evitar que algo así vuelva a pasar y porque esperan que alguien les pueda dar más pistas que conduzcan hacia el culpable de envenenar a su can. Ellos por supuesto lo han denunciado a la policía que no les ha dado muchas esperanzas de que la investigación prospere. De hecho, cuando relataron cómo Ronnie bebió de una fuente que alguien, sin lugar a dudas, había envenenado, la policía les hizo una pregunta clave, una pregunta tremendamente dolorosa pero por desgracia pertinente ante la ley, una pregunta que te rompe el alma, pidieron a Laura y a Víctor que indicaran el valor de Ronnie... Algo que les dejó estupefactos, como explica Laura "¿valor?, ¿qué valor le puedes poner a un miembro de tu familia? Es incalculable".

>> la petición de Laura en Change.org: Que no queden impunes los envenenamientos de animales

Es una realidad que se repite en demasiados parques y áreas públicas de toda España, en Pamplona fue Maya, en Gijón, en Palma, en Sevilla... constantemente surgen noticias de perros envenenados y no pasa casi nada.  

Esta es la historia que nos ha mandado Laura, la compartimos tal cual. Porque deja claro que las leyes deben cambiar para que algo así no pueda suceder y quedar impune, porque la ley debe perseguir a todos esos inhumanos que tanto daño hacen a los animales. 

Si sabéis cualquier cosa que pueda ayudar a Laura, contactad con ella a través de facebook.

"El día 8 de septiembre de 2015 mi marido y yo nos decidimos a responder a un anuncio de una web donde se regalan o venden cosas. Una familia no podía tener por más tiempo a un cachorro precioso, era mestizo, mezcla de Cocker y Podenco, color canela. Había nacido el 27 de mayo de ese mismo año. Yo no estaba convencida, porque a pesar de que me encantan los perros, tuve una hace años y lo pasé muy mal cuando murió, pero cuando lo vimos, no pude resistirme a acogerlo y darle todo el amor que pudiera.

Ronnie trajo la alegría a nuestra casa, acabábamos de comprar nuestro piso y empezábamos una nueva vida, ya éramos una FAMILIA.

La verdad es que al principio fue muy duro, porque Ronnie sufría ansiedad por separación y cuando nos íbamos a trabajar nos destrozaba todo lo que podía. Con el tiempo y con la ayuda del veterinario, conseguimos que lo superase y todo fue calmándose.

Aprendimos una rutina para él, dejar la luz encendida, el patio abierto, la tele puesta, agua fresquita y comedero lleno, sin olvidar un paseo con una buena dosis de carrera para gastar energía, siempre, por pocas horas que fuéramos a estar fuera, era nuestro ritual.

Ronnie era un perro muy enérgico, nunca se cansaba de jugar y correr en la calle, le encantaba jugar con piedras que encontrábamos por un campo que tenemos cerca de casa. En casa, con nosotros, era muy tranquilo, se pasaba el día acostado en el sofá, entre medias de los dos, y por las noches, cuando nos veía dormidos, se subía a la cama y se acostaba a mis pies.


 

Hace unas semanas, programamos un viaje a la playa, era un viaje al que Ronnie no podía venir, la verdad es que nos daba miedo dejarlo solo en alguna habitación de hotel y que la destrozase como hizo con la nuestra… Nunca lo habíamos dejado en una guardería, pero nos animaron a hacerlo porque unos familiares conocían al dueño de una guardería canina de Jaén que se portaba genial con los animales, así que me fui a hablar con él.

Daniel, el dueño del negocio, entendió nuestros miedos, no queríamos que Ronnie estuviera en una jaula ni que se pasara todo el día solo ni encerrado en un local, así que se ofreció a tenerlo con él durante el día en la guardería y por las noches llevárselo a su casa para que durmiera con él. Me tranquilizó y pensé: “solo son tres días y va a estar con él 24 horas al día, no debo preocuparme”, así que el viernes 20 de julio de 2018 sobre las 12 de la mañana lo dejamos en la guardería, me fui intranquila a pesar de que me habían asegurado que todo estaría bien, no era intranquilidad por no fiarme de los dueños, que aparentemente eran unas personas geniales y muy sensibles con los animales, sino porque no quería dejarlo y que pensara que lo habíamos abandonado… salí con lágrimas en los ojos y mi marido me tranquilizó, sólo eran tres días y podríamos llamar al chico a preguntar por él cuando quisiéramos.

Hablamos con él varias veces y todo iba genial, se portaba muy bien, jugaba con otro perro que estaba en la guardería y en casa se comportaba bien, así que me quedé tranquila, a pesar de que en varias ocasiones le pedí fotos de él y no me las mandaba. El domingo a las 21.30 recibí algunas fotos de Ronnie tumbado en una cama y bebiendo agua junto a otros perros.

Ese mismo domingo por la noche, sobre las 23:00, recibí una llamada de Daniel, me dijo que Ronnie estaba vomitando mucho, lo veía muy débil y que no había querido comer en todo el día, que le había ofrecido de todo y que quitaba la cara, eso me alarmó porque Ronnie era muy tragón, así que el chico lo llevó a un veterinario de urgencias, donde entró en estado semicomatoso, allí le tomaron la glucosa y la tenía muy baja, tanto es así que tuvieron que repetirle la prueba porque el veterinario no creía que fuera posible que estuviera vivo con esas cifras de glucosa. Le pusieron suero, le aumentaron la glucosa y le dieron de comer, Ronnie se puso en pie y empezó a mover su rabo, así que el chico me llamó y me dijo que no nos preocupásemos, que estarían en casa en breve.

Al día siguiente, me desperté a las 7 de la mañana, preparé las maletas, desayunamos y nos pusimos en marcha para volver a Jaén, yo estaba intranquila desde la llamada de la noche anterior, tenía un mal presentimiento. Sobre las 8:30 le escribí un mensaje a Daniel para preguntar por Ronnie y para decirle que ya salíamos de camino para recogerlo. A las 9:30 recibimos un mensaje de Daniel que decía que Ronnie había sido envenenado, el mundo se me cayó encima.

Nos comunicó que a las 5 de la mañana le había dado mucha fiebre, fue nuevamente al veterinario y le confirmó, al ver unas manchas en su piel (petequias), que era una intoxicación. El dueño de la guardería nos dijo que le habían envenenado la fuente que tenía en su puerta, accesible desde la calle y que Ronnie a la vuelta del paseo se la bebió entera, sin dejar que ningún otro perro bebiera, que no podía haber sido en otro lugar. Además, nos dijo que tomó una muestra del agua que quedaba y la llevó al veterinario para que la mandase a analizar. Más tarde nos confirmó que el agua era tóxica, pero que no sabían qué tipo de tóxico era, por lo que había solicitado unas pruebas más específicas para saber qué toxico era, esto era de vital importancia para poder salvar la vida de Ronnie ya que podía haber algún antídoto.

Cuando llegamos al veterinario sacaron a Ronnie, estaba consciente, nos reconoció y hasta dentro de la poca energía que tenía, movió un poco su rabo para celebrar que sus papis habían vuelto, no podía ni mantenerse en pie. El veterinario nos dijo que la única solución era la diálisis y para eso debíamos ir al Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de Córdoba, el mejor lugar ya que allí disponen de banco de sangre. No nos lo pensamos, salimos corriendo para Córdoba, al llegar lo ingresaron en la UCI para repetirle las analíticas y nos informaron que no era candidato a diálisis porque no coagulaba bien y que temían por su vida si introducían el catéter para hacérsela, así que iban a probar con otros medios para salvarlo.

Ronnie tenía hemorragias fuertes, los riñones muy dañados y el hígado también. Esa tarde fuimos a verlo y parecía estar un poco mejor, eso nos dio un poco de esperanza, estaba consciente y pudimos darle de beber agua. Nos dio un beso a cada uno, mi pequeño apenas podía moverse, pero sacó su lengua un poquito para poder chuparnos la mano a los dos, más tarde entendí que esa fue su despedida.

Esa noche, llamamos al hospital, sobre las 22 para preguntar por él y la chica que llevaba el caso nos dijo que Ronnie había empeorado, había tenido convulsiones y estaba sedado, todo eso les hacía pensar que el tóxico había llegado al sistema nervioso central. Nos dejaron ir a verlo a pesar de que el horario de visitas no era ese. Ya no estaba consciente, pero le hablamos, le tocamos, queríamos que sintiera que estábamos allí con él, luchando por él.

Las analíticas indicaban que Ronnie tenía las plaquetas muy bajas, en 3000, por lo que su estado era muy grave. Empezaron a hacerle una transfusión de plasma, que se repitió 3 veces más a lo largo del martes y de la mañana del miércoles.

Sus riñones mejoraban, empezaban a funcionar mejor, pero su hígado, aunque funcionaba todavía, estaba muy dañado. Nos dieron pocas esperanzas de supervivencia, quisimos dormirlo el martes por la mañana, pero nos recomendaron que esperáramos 24 horas más, Ronnie era un perro joven y fuerte, había posibilidades y nos aseguraron que con la sedación no estaba sufriendo ningún dolor.

La mañana del miércoles 25 de julio, fue la peor de mi vida, salieron a informarnos de que la analítica había mejorado mucho, los riñones ya estaban funcionando bien, el hígado, aunque seguía mal, parecía estar algo mejor y las plaquetas, con las transfusiones y la parada de las hemorragias habían subido a 14000, todavía eran bajas, pero era buena señal, el problema es que pensaban que los daños neurológicos eran irreversibles, las pupilas no respondían, no había respuesta a ningún estimulo, no se movía, así que nos indicaron que iban a hacer una última prueba, iban a medir la actividad cerebral de Ronnie, la prueba salió muy mal, la actividad se situaba entre un 28 y un 32%, por lo que aunque todos sus órganos consiguieran salvarse, Ronnie no podría vivir como un perro normal nunca. Así que llegó el momento, no queríamos alargar más su sufrimiento, debíamos dormirlo. Entramos a una sala donde nos dejaron unos minutos a solas con él, nos despedimos y procedieron a dormirlo. Mi pequeño ya descansa en el cielo de los perros.

Al día siguiente, de vuelta en Jaén,fuimos a denunciar los hechos ante la Policía Nacional, que no nos dio mucha esperanza de que esto se solucionara, al final, ante la ley, los perros sólo son cosas.

Me preguntaron por el valor de Ronnie, ¿valor?, ¿qué valor le puedes poner a un miembro de tu familia? Es incalculable…

A la vista de que nuestra denuncia no parecía ser muy efectiva, decidimos luchar, decidimos hacer pública nuestra historia, para que no vuelva a suceder, para que la administración tome medidas. Nadie nos devolverá a nuestro pequeño, pero no queremos que su muerte, tan injusta, haya sido en vano.

Acudimos a varios medios de comunicación: el único que mostró interés fue el Diario Jaén, que se ofreció a publicar un artículo con nuestra historia y para pedir ayuda ciudadana, por si alguien había visto algo. También pudimos hablar con el Alcalde de Jaén, que nos prometió que iba a ponerse en contacto con la Policía Local para que tomasen medidas. Al ver que ni la Policía Nacional, ni la Policía Local nos decían nada, nos pusimos en contacto con PACMA y con el PSOE de Jaén.

Los chicos de PACMA nos ayudaron con la difusión en su blog y el Secretario de Medio Ambiente del PSOE, nos dio algunos consejos, así que nos plantamos con un escrito en el Ayuntamiento, para pedir que solicitaran la colaboración de Medio Ambiente para poder usar la Unidad Canina Detectora de Venenos.

Fuimos a ver al Veterinario Municipal, que nos recibió muy bien y mostró interés en el caso, que dijo iba a derivar a la Patrulla Verde de Jaén y por último acudimos a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, donde nos dijeron que estaba fuera de sus competencias al ser dentro de casco urbano, que solo si el Ayuntamiento solicitaba su colaboración, podrían hacer algo. A día de hoy todavía no tenemos ninguna noticia de ninguna de las administraciones a las que hemos acudido. Volvimos a la Policía Nacional, para ampliar la denuncia con los informes recibidos del Hospital Veterinario de Córdoba y para ver en qué estado se encontraba la investigación, ya que mantenemos el cuerpo de Ronnie congelado a la espera de que las autoridades nos digan si van a realizarle la necropsia, pero allí nos dijeron que no tenían de donde tirar para poder seguir una investigación, pero que si teníamos más informes, como el toxicológico del agua, que se lo llevásemos para adjuntarlo.

Con toda la información recabada en todos los sitios a los que habíamos ido a pedir ayuda, pensamos, ¿dónde está el informe del agua?, nadie nos había dado ningún informe, por lo que se lo solicitamos al chico de la guardería y nos dijo que tenía que buscarlo, llamamos al veterinario que lo atendió de urgencia en Jaén y nos dijeron que el encargado del caso estaba de vacaciones y que allí no se sabía nada de ninguna muestra de agua, que sólo tienen conocimiento de que se mandó muestra de sangre de Ronnie a analizar y que el laboratorio les dijo que al haber pasado 12 horas, el veneno se había metabolizado.

Solicitamos que nos dieran esa información por escrito, hace ya más de una semana, pero nos dicen que hasta que no vuelva el responsable del caso no pueden facilitarnos ningún informe.

Hemos recibido muchos mensajes de apoyo y también de preocupación de los vecinos de Jaén, al parecer no es la primera vez que sucede algo así. Hay varios parques que se plagaron de veneno durante la semana en la que Ronnie enfermó. Pensamos que hay que hacer algo, que hay que actuar y que hay que endurecer las penas, una persona que hace algo así, no debe andar tan campante por la calle.

¿Qué pasaría si mañana es un niño en un parque el que bebe de donde no debe? ¿y si se come una salchicha envenenada? ¿entonces toda España entendería mi dolor, pero por ahora, sólo es un perro ¿verdad?, para mí no lo era, para mí era mi FAMILIA.

Ahora nuestra vida ha cambiado y nuestra antigua rutina, en la que involuntariamente pensamos a cada paso que damos, nos martiriza cada día.

Nuestra casa parece vacía, muy silenciosa, nos falta Ronnie por cada rincón de la casa. Él siempre quería estar con nosotros, así que nos perseguía allá donde fuéramos, nos sentimos desolados, destrozados y no podemos comprender como alguien puede haber sido tan cruel para hacer algo así.

Nos han quitado a nuestro pequeño y con él se han llevado nuestra felicidad."

 

>> Firma la petición de Laura en Change.org: Que no queden impunes los envenenamientos de animales

 

 

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