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Ver y acariciar perros promueve la atención social en las personas

Ver y acariciar perros promueve la atención social en las personas

Última actualización del articulo el día 11/10/2022

Una investigación ha mostrado que ver, tocar y acariciar a perros (tanto reales como de peluche) conduce a niveles cada vez más altos de actividad en la corteza prefrontal del cerebro (una zona pero ese efecto solamente persiste una vez que los perros ya no están presentes si la interacción fue con un perro real)

Se sabe que la corteza prefrontal está relacionada con el control de la atención, la memoria y la resolución de problemas, así como con los procesos sociales y emocionales por lo que los investigadores concluyen que la interacción con perros (reales) sería de utilidad para promover la atención social en personas.

La investigación, dirigida por Rahel Marti, midió la actividad en la corteza prefrontal del cerebro de forma no invasiva (con tecnología de neuroimagen infrarroja). 

Una veintena de personas participaron en seis sesiones distintas, tres con un perro y tres con el animal de peluche. Cada sesión tuvo cinco fases de dos minutos con una intensidad creciente de contacto con el perro o el animal de peluche desde la primera hasta la cuarta fase.

Los resultados mostraron que la actividad cerebral prefrontal era mayor cuando los participantes interactuaban con los perros reales, y que esta diferencia era mayor en las caricias, que era la condición más interactiva.

Otra diferencia clave fue que la actividad cerebral prefrontal aumentaba cada vez que las personas interactuaban con el perro real. Esto no se observó con interacciones sucesivas con el león de peluche, lo que indica que la respuesta podría estar relacionada con la familiaridad o el vínculo social.

Estos resultados, explican los investigadores, podrían tener implicaciones importantes para la terapia asistida por animales (como las que realizan, por ejemplo, desde Dogtor Animal.)

Las interacciones con un perro pueden activar más procesos de atención y provocar una excitación emocional más fuerte que a través de otros métodos y parece que el contacto físico especialmente cercano y activo con un perro familiar podría promover la atención social en los humanos. Esto es especialmente relevante para pacientes con déficits en la motivación, la atención y el funcionamiento socioemocional.  

Si los pacientes con déficits en la motivación, la atención y el funcionamiento socioemocional muestran una mayor implicación emocional en actividades relacionadas con un perro, dichas actividades podrían aumentar las posibilidades de aprendizaje y de consecución de objetivos terapéuticos.

Estas hipótesis deberían investigarse en estudios futuros, ya que sugieren que la integración de animales en intervenciones terapéuticas podría ser un enfoque prometedor para mejorar la atención y la participación emocional.