La recuperación de Caleb es espectacular. Con seis años, el niño sufrió un traumatismo craneoencefálico a causa de un accidente coche brutal en el que murió parte de su familia. Estaba hospitalizado, con varios huesos rotos y, como veréis en el vídeo, con apenas movilidad: realizar un mínimo gesto le costaba un esfuerzo descomunal. Entonces empezó a trabajar con un guapérrimo Golden Retriever, un perro de terapia llamado con Colonel (Coronel en castellano), y así encontró el incentivo para avanzar más y más en cada sesión.
Como explica el padre de Caleb: cuando estás en un hospital y llega un perro es como si ya no estuvieras en un hospital. Al niño se le olvida que es una terapia y sólo piensa en jugar.
Ver la diferencia entre Caleb al comienzo de estas imágenes y al final, es impresionante.Ojalá cada vez más hospitales entiendan la importancia y el efecto del trabajo de los perros de terapia.