Alina Bean ha crecido con perros, desde pequeñita siempre ha sido una verdadera obsesa de los canes y como ahora, por el momento, no puede tener uno, aprovecha cualquier perro ajeno, de amigos, conocidos o desconocidos, para mostrar su amor por ellos. Y lo bueno es que esta ilustradora plasma con ternura y humor sus encuentros cotidianos con cualquier ser de cuatro patas y también sus recuerdos perrunos. ¡Una delicia!
Ya de pequeña tenía debilidad por los canes. Mirad que anécdota más simpática recuerda de cuando era niña e iba paseando con su padre. Se le cayó al suelo la bola del helado, empezó a llorar, pero entonces...
Su familia sí tiene perro y cuando puede ir de visita tiene la suerte de poder disfrutar de un recibimiento canino por todo lo alto.
Cualquier pequeño encuentro con un perro puede ser el mejor momento del día... O todo un drama :-)
Ella tiene muy claro que son parte de la familia, por supuesto: Lo sabía desde pequeñita.
El caso es que ella no pierde ni una ocasión para deshacerse en mimos con cualquier can simpático que se cruce en su camino:
Y cuando tiene la suerte de convivir con algún perro durante unos días sucumbe más que feliz a la presión por la caricia :-)