Una de las principales formas de intentar demostrar si los animales tienen conciencia de sí, como los humanos, es la prueba del espejo: estudiando si se reconocen a sí mismos al ver su reflejo en el espejo...
Como podréis imaginar, los canes no suelen sacar "buenas notas" en esta prueba de la autoconsciencia. Si de cachorros generan carcajadas cuando se ven por primera vez en sin reconocerse, de adultos, normalmente, ignoran a "ese otro perro" que vive en el espejo.
Hay que tener en cuenta una clave decisiva antes de decidir que los perros no tienen conciencia de sí: los canes perciben su mundo primordialmente a través del olfato, no de la visión...
Por eso mismo el problema no es el resultado del test sino el test en sí, aplicado a los perros; empieza a haber un buen número de estudios que muestran cómo los perros son capaces de reconocer su propio olor, algo que para ellos es más importante que su propio aspecto.
Por eso mismo, algunos científicos están implementando nuevos métodos para tratar de averiguar si los perros y otros animales tienen autoconsciencia. Métodos basados en el olor.
Como "el test de la orina"que ha puesto en práctica el profesor Cazzola Gatti, un investigador de la Universidad de Tomsk State, en Rusia.
Cuatro perros callejeros, criados en semi libertad, han sido los participantes en el estudio. El profesor Gatti tomó muestras de la orina de cada uno por separado. Y cuatro veces al año, enfrentó a los canes al test de la orina, colocando cinco recipientes (cuatro con el olor individual y un quinto, sin ningún olor), monitorizando el tiempo que cada perro dedicaba a olisquear cada uno de los recipientes.
¿El resultado? Invariablemente el mismo, los perros dedicaban siempre más tiempo a oler los recipientes con los restos de orina de los otros canes,reconociendo sin lugar a dudas su propio olor.
Y lo que es también interesante: el estudio demostró una clara correlación entre la edad y el tiempo dedicado a oler las muestras ajenas de orina, algo que podría indicar que la conciencia como individuo aumenta con la edad, igual que sucede en humanos y chimpancés.
También ha hecho una prueba en este sentido la etóloga y escritora Alexandra Horowitz: en esta ocasión formaron parte del estudio 36 perros: primero se enfrentaban al olor de su pis vs el olor del pis de otro perro. Quedó claro, de nuevo, que les interesaba más el olor ajeno que el propio, de esa manera indicando que eran capaces de discernir cuál era el suyo.
Luego, como veréis en el vídeo del New York Times, Horowitz planteó la vuelta de tuerca crucial: los canes se enfrentaron con una novedad, el olor de la orina de otro perro vs el olor de su orina mezclada con una sustancia adicional(aceite de anís verde).
Esto es similar a lo que se hace en el test del espejo, añadir algo -una marca- para ver si el sujeto ve que algo ha cambiado y cómo reacciona, es decir, para ver si se sabe que esa es su propia imagen, de alguna manera diferente.
Y, efectivamente, lo que más intrigó a los perros del estudio fue su olor mezclado con el aceite,por encima del pis de los otros perros y del aceite por sí solo (es decir, lo que captaba su atención no era la novedad -el aceite- sino la novedad asociada a su poropio olor.
Esto indica, explica Horowitz, que los perros sí tienen una cierta conciencia de sí, se reconocen como distintos a otros individuos.
PD: Aquí podéis ver un repaso al test del espejo con diversos animales.
