Los perros de asistencia ayudan a miles de personas en todo el mundo. A gente que tiene problemas físicos o mentales, a veteranos de guerra con estrés postraumático, a personas invidentes, a niños con autismo, a los que van -como Chris Slavin- en silla de ruedas o tienen dificultades para moverse. Es impresionante ver el efecto que tienen en las vidas cotidianas de todas estas personas y es maravilloso ver el absoluto cariño que hay entre muchos de estos equipos perri-humanos. Bueno, es mucho más que eso, una relación de dependencia y de complicidad, una relación que cambia la vida de ambos, del humano y del perro.
Chris Slavin era una deportista llena de energía, formaba parte de un equipo de snowboard que competía a nivel nacional en EEUU cuando sufrió un accidente que la dejó en una silla de ruedas.
Aún así, no dejó que eso la apartara del deporte, entrenó de nuevo y logró volver a competir durante otros siete añoshasta que en 2014 tuvo una segunda caída que volvió a afectar a su espina dorsal.
A partir de ese momento su vida se complicó algo más, como explica en el vídeo, y fue entonces cuando se planteó tener un perro de asistencia.
Gracias a Earle su día a día es ahora más llevadero a muchos niveles. No sólo porque él puede recoger cosas y abrir puertas, este can ejerce de "puente" con la gente, convirtiéndose en el comienzo de muchas conversaciones y permitiendo que muchos -sobre todo los niños- dejen de ver a Chris como alguien diferente. Es su compañero y da estructura a sus días.
Slavin debe de ser una mujer muy especial y Earle ha tenido mucha suerte.
No creo que nadie pueda decir que este perro de asistencia tiene una vida triste o que es un "esclavo" para algún humano... No hay más que mirar cómo se lo pasa junto a Slavin, mirad el vídeo que ha compartido hace unos días en su facebook. O leed las emocionantes historias que comparte sobre Earle, como ésta sobre los programas que hay en cárceles para educar y socializar a perros -como Earle- que luego serán canes de asistencia...
