Mientras Colega y yo vamos rastreando nuevos lugares en los que estar tan a gusto con el can me suelo topar con imágenes como estas. Con demasiada frecuencia. He empezado a retratar a todos estos canes que esperan, a esos perros cuya mirada dice tanto. Es un proyecto fofográfico que espero convertir en exposición pero es a la vez una declaración de principios y uno de nuestros deseos para el 2014: #NOsinmiPERRO
A veces pacientes, a veces ansiosos, siempre atentos... los perros urbanos aguardan el regreso de sus humanos en esquinas y aceras, en la puerta de algunos bares que no son perrunos o ante tiendas de alimentación.
Y sí, también Colega me espera a mí: le suelo dejar en la puerta del súper día sí y día también cuando tengo que entrar un momento a por algo. O en alguna tienda de alimentación del barrio donde él no puede entrar.
Se queda quieto y alerta, la mirada fija en la puerta por la que me ha visto irme, tranquilo pero en ningún caso feliz: la experiencia le dice que siempre regreso a los pocos minutos y que muchas veces tendrá premio. Pero a él tampoco le gusta la espera.
Sé que es inevitable y que seguirá siéndolo en ciertos casos: estás haciendo recados y tienes que entrar en la carnicería o en una tienda de alimentación, en ese momento debes dejar al can unos minutos en la calle. Ahí nunca estará permitido entrar con perro pero muchas veces ponen ganchos en la puerta para que el can esté más seguro y algunos incluso han pensado crear 'parkings' interiores para canes.
Y aunque no sea del todo recomendable, porque siempre te pueden dar un susto, casi todos los dueños de perro lo hemos hecho alguna vez y no pasa nada, no es un drama dejar al can unos momentos atado en la puerta de una tienda de alimentación.
Si has enseñado a tu can a que te espere con tranquilidad, aún mejor.
Pero hay muchas otras veces que es perfectamente evitable:hay gente que se va a desayunar o a tomar unas cañas y deja al perro atado en la puerta del bar, haga frío o calor. Media hora o dos horas.
Y eso a mí no me alegra la vista en absoluto sino todo lo contrario.
Espero no tener que seguir retratando año tras año escenas así. Canes como este, al que incluso han puesto agua para que espere aún más tiempo a la puerta de un restaurante. ¿No estaría más tranquilo en casa? ¿Es realmente necesario dejarle solo en la calle?
No alcanzo a comprenderlo, yo no disfruto si sé que tengo al perro esperando en la puerta.
Y uno de los cometidos de SrPerro es tratar que los dueños de perro urbanos puedan disfrutar de la vida en la ciudad junto a su can.
Y es lo que seguiremos haciendo en 2014 Colega y yo: rastreando cada día sitios nuevos y tratando de que nuestros perros sean oficialmente bienvenidos en cada vez más cafés, tiendas, hoteles, bares, galerías de arte o peluquerías.
Cuantas más opciones podamos descubrir y proponer, cuanto más fácil se lo pongamos a los dueños de los establecimientos para que se registren en la web y reciban su pegatina de SrPerro, cuanto más seamos capaces de correr la voz sobre la normativa que en incontables ciudades sí permite el acceso de canes a los restaurantes, menos perros tendrán que esperar así.
La vida con un can al lado tiene más momentos felices, más sonrisas compartidas. Y si puede ser de cañas o de tapas, si puede ser viendo una exposición o tomando un café, mejor que mejor.
¡Feliz comienzo de 2014! #NosinMiPerro
Y gracias por todas las grandes pistas perrunas que nos habéis hecho llegar a lo largo de 2013.
