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Agresividad canina y desesperación humana: cómo una persona luchó por atajar el problema

Agresividad canina y desesperación humana: cómo una persona luchó por atajar el problema

Última actualización del articulo el día 19/10/2016

Que alguien que adora a sus perros, que se desvive por ellos y es, incluso, capaz de cambiar de país para que estén más felices llegue a considerar tener que buscar otra familia para uno de ellos... eso es desesperación elevada a la máxima potencia. Conozco a los protas de esta historia, a los perrunos y a la humana, aunque no a todos los profesionales a los que ha recurrido para intentar atajar los problemas de comportamiento de Jarvis, uno de sus salchichas. Lo que ha luchado Jessie, lo que ha batallado y sufrido hasta lograr reconducir una situación complicada, grave y -según ciertos educadores- imposible de solucionar, merece ser compartido, seguro que puede dar ánimos y pistas a más dueños de canes. Por eso le pedí permiso para traducir su relato y publicarlo aquí, en SrPerro.

Con mucha paciencia y perseverancia, sin desanimarse y, sobre todo, con el apoyo de un profesional responsable, se pueden resolver casi todos los problemas de comportamiento caninos.

Ojo al elegir un educador canino...

Agresividad canina desde el punto de vista de los perros

"Este es un post tremendamente personal. Digo "tremendamente" porque lo escribí hace unos meses y acto seguido lo borré: por verguenza, por miedo a que me juzgaran y, sobre todo, porque no veía la luz al final del tunel. En ese momento estaba contemplando tener que deshacerme de uno de mis perros.

Este es Jarvis

Adopté a Jarvis en septiembre 2013. Tenía tan sólo 7 meses. Según nació, alguien le cortó el rabo y después lo vendió a través de internet por unos meros 200 €. La chica que compró al perro lo abandonó pocos meses después. Lo "único" razonable que hizo por él fue entregarlo a una protectora. Cuando adopté a Jarvis era un feliz manojillo de pelos, lleno de energía y torpe hasta decir basta. Por el contrario, casi no dejaba que le tocaras, se ponía fatal cuando le cogías y constantemente se hacía pis, por miedo.

Antes de que Jarvis llegara a mi vida,  estaba Nero. Ha sido mi compañero fiel desde que lo adopté hace 7 años. Ha viajado conmigo por toda Europa y apenas se ha separado de mi lado. Nero siempre ha sido juguetón y sociable así que decidí traer a Jarvis para que fuera su nuevo amigo.

Al principio se llevaban genial. Seis meses de juegos y carreras constantes. No paraban. Estas dos pequeñas bestias me despertaban a las 6 de la mañana corriendo como loquitos, brincando de mi cama al suelo.

Como Jarvis vino con esos problemas, contactamos con un educador canino bien intencionado en España. Ayudó bastante, su enfoque era amable y positivo. Si le menciono -insisto, sólo puedo decir cosas buenas sobre su trabajo- es porque durante uno de los juegos de escondite que él nos recomendó, todo cambió. Jarvis se peleó con Nero por un pedazo de comida que encontraron en el suelo. Fue una pelea seria y, por primera vez, Jarvis se percató de que podía con Nero.

Mudarnos al Reino Unido también afectó a mis perros. Una nueva casa, un nuevo entorno, nueva gente. Fue demasiado para Jarvis y empezó a atacar a Nero. Cada vez de forma más impredecible, más agresiva. Le hizo daño, le hizo sangre: Nero tenía cortes en las orejas y arañazos en la cabeza.

Desesperada, traté de informarme sobre este tema y buscar ayuda. Por desgracia, la gran mayoría de relatos que encontré en internet indicaban que sólo había una solución: buscar un nuevo hogar para el perro.

Para entonces ya hacía un año que Jarvis estaba en mi vida. Le quería. Pensar en tener que renunciar a él me desgarraba. Pero cada vez que veía a Nero atemorizado y herido, no podía evitar considerar tener que despedirme de Jarvis.

Tras otro inesperado, aterrador y espantoso ataque, llevamos a los perros al veterinario. No encontró ningún problema físico pero sí nos recomendó a un educador que ella había usado en el pasado.

He debatido si mencionar el nombre de este "experto". No quiero darle publicidad gratuita o atraer atención sobre él así que no voy a compartir su nombre en este texto. Por supuesto se lo diré en privado a cualquiera que quiera saberlo, por esta razón. Este hombre se considera un experto educador canino y asegura tener años de experiencia en la zona de East Sussex.No sólo nos cobró £120 por una hora de su tiempo sino que hizó que mis perros pasaran por una experiencia aterradora. Este hombre parecía considerarse el nuevo Cesar Millán. 

Era un tipo grandote que no hacía más que golpear el suelo para que mis perros se sometieran a sus órdenes. Por suerte Nero, el más mayor y también más sensible a este tipo de actitudes, se escapó a su cama durante casi todo el tiempo que este hombre estuvo en nuestra casa.

Me odié cuando ese hombre se fue, arrepintiéndome de haberle permitido entrar en mi casa. Pero pasaron los días y por fin me di cuenta de que él era el culpable de mi malestar, no yo. Él era quien se había metido mi dinero en su bolsillo tras aterrorizar a mis perros sin, si quiera, molestarse en escucharme. Desestimó lo que le conté sobre las peleas, me dijo que no veía ningún problema. Un par de días después me mando un correo en el que me indicaba las pistas que él consideraba serían clave para resolvier los problemas de Jarvis. Todo se centraba en la idea de que Jarvis trataba de "dominarnos". Sus pistas no añadían nada nuevo a lo que yo ya intentaba hacer. Ni siquiera mencionó las peleas.

Los problemas con Jarvis no sólo continuaron sino que empeoraron. Absolutamente desesperada, compartí lo que pasaba con amigos y familia y alguien mención a Michelle Garvey, la maravillosa mujer responsable de Essentially Paws. Vino a vernos varias veces, estudió a ambos perros por separado. El método de Michelle se basa en los premios, en el refuerzo positivo y en establecer límites en los que los perros se sientan seguros. Jarvis respondió súper rápido a los sabrosos premios y también parecía agradecer que le pusieran límites.

Lo que más me gustó de Michelle es que no hacía promesas falsas: entendía la gravedad de la situación y de hecho nos advirtió que el asunto empeoraría antes de empezar a mejorar.Y así fue. Hubo más ataques y de nuevo me planteé si Jarvis podría quedarse con nosotros.

Tras el último ataque lloré un montón. Me replanteé muchas de las decisiones que había tomado previamente pero... volví a intentarlo. Me puse firme con la re-educación de Jarvis y empecé a pensar en positivo. Puse en práctica un regimen estricto para ordenar la vida de mis perros, apliqué las indicaciones de Michelle a rajatabla y tras un par de semanas agradablemente tranquilas, sucedió: hace dos días, Jarvis fue a jugar con Nero y Nero aceptó su invitación.A partir de ahí de pronto empecé a ver peleas felices, movimiento de rabillos, algo que no había visto en más de 10 meses. Una hora más tarde ambos estaban tumbados al sol, juntos. Nero sintiéndose lo suficientemente seguro al lado de Jarvis como para adormilarse y cerrar los ojos.

No puedo afirmar que la situación esté del todo solucionada pero ahora veo la luz al final del tunel. Sé que vivir con perros significa estar constantemente educándolos y eso me parece perfecto, es la parte divertida de tener perro. Por primera vez en más de seis meses ya no me preocupa el futuro de Jarvis. Hubiera sido tan fácil llevarle a una protectora y pasarle el problema a otra persona. Elegí el camino más duro y seguramente volvería a hacerlo porque yo soy así... quizá un poco masoquista.

Sé que Jarvis no es un niño, no es un ser humano, pero le quiero con locura y es parte de mi familia. Mi trabajo es ocuparme de él. Sé que existe porque se puso de moda tener un salchicha. Fue criado, fue vendido. Los abusos de otra persona se convirtieron en mi responsabilidad. ¿Por qué opté por arreglar el desaguisado creado por otra persona? Porque miro a Jarvis y veo a un pobre animal al que casi no habían dado una oportunidad. Una criatura inocente a la que, probablemente, habían pegado más de una vez. No quería ser la persona que tras verlo, lo dejara por imposible, abandonándolo.

Podéis seguir las nuevas aventuras de esta pareja en su instagram