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Mi perro huele a pescado... o cómo detectar un problema en las glándulas anales

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Última actualización del articulo el día 28/12/2023

"Mi perro huele a pescado": es una consulta real que han recibido en Barkibu. Y también hay quien les ha comentado que su perro "apesta" y que lo bañan todas las semanas sin lograr eliminar el olor.

Por eso los veterinarios de esta plataforma online han querido compartir con nosotros estos consejos, para despejar dudas y aclarar todo lo relacionado con las glándulas anales de los perros.

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Si tu perro arrastra el culo por el suelo, puede tener un problema de glándulas anales.

Si además ves que tu can se lame mucho el ano, es que ese olor como a pescado lo desprenden las glándulas anales.

Las glándulas anales se encuentran a ambos lados del ano y producen una sustancia oleosa de color variable (marrón o blanquecino) y un fuerte olor. Esa sustancia, además de servir como lubricante para defecar, también sirve para marcar o como defensa.

Aunque es algo natural, si tu can desprende un olor especialmente fuerte, o si ves que se lame con insistencia,debes acudir al veterinario.

Los problemas más comunes son las impactaciones, abscesos y fístulas. También hay tumores específicos de estas glándulas, entre los que se encuentra el adenocarcinoma de sacos anales.


Si el perro tuviera un problema de glándulas anales lo sabremos porque:

• Se queja al defecar

• Se sienta y arrastra el ano contra el suelo

• Se lame y mordisquea la zona

• El olor, más que fuerte, es hediondo


Las impactaciones son un problema de eliminación de la secreción cuando es muy espesa. Si no se vacían correctamente, molestan bastante y podemos notar que el perro arrastra la zona para rascarse.

Hay animales predispuestos a tener este problema y en ellos es mejor prevenir.

Aprovechad las visitas al veterinario o a la peluquería para vaciar las glándulas manualmente (es muy recomendable el uso de guantes ya que el olor se adhiere fuertemente a la piel).

Se puede realizar en casa si os enseñan cómo se debe hacer.

Si a pesar de vaciarlas con cierta frecuencia se mantienen las molestias o hay muy mal olor, es mejor acudir al veterinario, ya que las glándulas pueden estar infectadas.

Las infecciones se tratan con antibióticos locales o sistémicos, o una combinación de ambos. A veces es necesario sondar el conducto para introducir el tratamiento en el saco anal, pero eso es muy delicado y lo debe realizar el veterinario.

Las glándulas también pueden fistulizar. Esto ocurre cuando están infectadas y la infección no puede salir porque el conducto de salida está bloqueado. Es una manera de defenderse del cuerpo, que abre un "túnel" para que salga la infección.

En estos casos los tratamientos llevan bastante tiempo porque hay que curar la infección y permitir la cicatrización de la fístula.

En el caso de Setters y Pastores Alemanes hay unas fístulas que ocurren de manera repetida y que están relacionadas con un problema inmunitario.

Estos casos son muy particulares y requieren tratamientos distintos, por desgracia bastante costosos y complejos. Si tu perro es un Setter o un Pastor Alemán, es mejor que acudas a un veterinario especialista en cirugía o dermatología.

Otro de los problemas asociados con las glándulas anales son los tumores. Para saber si existe o no un tumor, el veterinario necesita palpar al animal. 

Uno de los más graves es el adenocarcinoma. Este tumor, además de producir dolor, molestias e infecciones, provoca problemas por un aumento de calcio en la sangre. El aumento de calcio da síntomas como poliuria y polidipsia (el perro bebe y orina más de lo normal), temblores e incluso convulsiones.

Los adenocarcinoma son más frecuentes en perros de razas como el Cocker Spaniel, Springer Spaniel y Pastor Alemánde avanzada edad. En estos casos, es normal que el veterinario quiera hacer una analítica completa para asegurarse de que no hay nada anormal.

En resumen, un indicio de que tu perro puede tener un problema de glándulas anales es que el animal se rasque el ano y tenga mal olor.Algunos de estos problemas de los que hablamos se pueden prevenir vaciando las glándulas con cierta frecuencia, aunque dependerá de cada perro. Recuerda que deberás estar especialmente alerta con ciertas razas.


Ante cualquier duda, acude siempre al veterinario para descartar que haya un problema mayor.

Un consejo elaborado en colaboración con los veterinarios de Barkibu

 

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